martes, 27 de julio de 2010

Sociedad capitalista y vida sin sentido

El orden mundial actual, donde el capital y el mercado son los únicos amos y señores de todo cuanto tienen vida en este planeta (y también de lo que no) presenta para algunos un mundo de privilegios y bonanzas, personas que lo tienen todo y algo mas, sus vidas estan consagradas a deleitarse en el lujo y el privilegio y en algunas ocasiones a mandar y coordinar a las multitudes enajenadas y alienadas que en el mejor de los casos tienen aspiraciones a una "calidad de vida" por encima de la media poblacional. ¿pero entonces, cual es el sentido de la vida? ¿acaso todos o casi todos estamos condenados a vidas perdidas y mediocres? ¿somos simplemente condenados por nuestro nacimiento y circunstancia?
De entrada y parafraseando a Unamuno, parece que en el fondo hay un sentido trágico de la vida, es decir a fin de cuentas todos vivimos como podemos, insatisfechos, llenos de penas y dificultades y al darnos cuenta no queda otra cosa mas que aceptarlo y esperar que la vida se nos vaya de las manos y quizas, ser recordados al final de nuestros dias por nuestra descendencia en el mejor de los casos
De esta manera podríamos de cir que estamos condenados por nuestra base económica, o por lo menos el marxismo ortodoxo, asi lo plantea y la realidad concreta puede casi constatarlo. Pero afirmar tajantamente lo anterior es dar una explicción causal limitada y pobre a un problema tan complejo como lo es, el mundo de hoy.
Si Occidente (Europa) cayo en decadencia como lo señalaron Spengler y Ortega y Gasset, no fue por causa de su pobreza económica, quizas fue el exceso de su riqueza lo que casi colapsa al sistema capitalista que ante sus crisis recurrentes y sobreproducción desmedida obliga a las potencias hegemonicas a lanzarse a guerras hemesfericas con el fin de atenuar sus contradicciones.
Me parece que Europa perdio el liderazgo por su autocomplacencia y Estados Unidos lo esta perdiendo por su falta de autoridad moral y nosotros los latinos munca lo hemos tenido por nuestros atrasos historicos materiales, pero también intelectuales.
De esta manera los ideales, valores y principios que daban brújula a la vida de una persona, se convierten en ideas confusas, sombras que oscurecen mas la mente de los ahora llamados ciudadanos globales que solo saben de moda, video juegos, sexo y viajes exóticos. El capitalismo ofrece a través del mercado a los nuevos dioses, el monoteísmo quedo enterrado y ahora los nuevos becerros de oro son las marcas de las empresas globales que nos dan poderes sobrenaturales y nosotros a su vez también se los otorgamos, asi nuestra vida no tiene sentido, somos pero no existimos.
Pasamos la vida buscando sensaciones que nos hagan "sentir vivos" porque ya estamos muertos, nos aburrimos con facilidad, porque ya nada nos sorprende, díria Hirsman que estamos en una cadena constante de decepciones que solo podemos aliviar un lapso muy breve, a través de todo lo que el mercado nos ofrece para comprar, pero despues la sensación de alienación, de estar en un sin sentido, de soledad profunda, vuelve irremediablemente a sentirse en nuestro cuerpo e intelecto.
Hasta aqui podríamos seguir diciendo que todo esta perdido, que usted y yo estamos condenados por no haber nacido dentro de la élite de los superacumuladores globales, y que lo mejor es tratar de pasarlo lo mejor posible mientras dure nuestra vida.
Las contradicciones del orden global se acentúan cada día mas, lo cual puede dar ventajas a intentos por generar condicones mas favorables para las grandes masas de desposeídos que hay en todo el mundo, la inetelectualidad de los países perifericos puede asumir un liderazgo eficaz, que permita insertar en la agenda mundial la gran desigualdad que hay y sus posibles soluciones, asi como contrarrestar las estrategia de las grandes transnacionales que solo dañan los cuerpos y psique de las poblaciones. Es posible cambiar las condiciones de este capitalista que tiene como intención gobernar todos los ambitos de la vida humana, con no otro fin que el de reproducir su propia existencia a costa del sacrificio de millones de seres humanos. Si hay esperanza.

miércoles, 19 de mayo de 2010

Trabajo y Profesión

TRABAJO Y PROFESIÓN

Concepto de profesión.

El trabajo representa para el hombre el medio por el cual se producen bienes y servicios para otros, Al mismo tiempo es para el trabajador la manera de tener acceso a ingresos económicos, y su principal fuente de autorrealización.

La concepción social que se tiene del trabajo está relacionada con la percepción que se tiene de su utilidad social y, al mismo tiempo, de la valoración que se da a las cualidades que se requieren para su realización y del esfuerzo y dedicación que se exige al que lo realiza.

La dicotomía entre lo espiritual y elevado y lo que es material, ha repercutido en el desprecio que se ha tenido hacia el trabajo manual; mientras que las actividades que exigen mayor esfuerzo intelectual son consideradas de “mayor prestigio social”, tal es el caso de las profesiones.

El surgimiento de las profesiones obedece de alguna manera a la necesidad de contar con conocimientos o saberes más especializados que permitan resolver problemas concretos; es decir, la naturaleza del trabajo que se exige o supone en una profesión tiene que ver con actividades de gran valor social, indispensables para la colectividad y que exigen amplios conocimientos, así como una forma específica de actuar.

Se entiende el concepto de profesión como el “empleo o trabajo que desempeña una persona y que requiere estudios teóricos”. Otra manera de definirlo es “el empleo, facultad u oficio que cada uno tiene y ejerce públicamente”.

De estas dos acepciones, una incluye cualquier tipo de trabajo que se ejerza en forma pública, mientas que la otra hace referencia a la necesidad de contar con un título universitario para ejercerlas. Así, el concepto de profesión denota en la actualidad el desarrollo de una actividad económico-social específica que demanda un conjunto de saberes teórico conceptuales, metodológicos y técnicos que han sido certificados o validados por una institución educativa, como es la universidad o institución que el Estado reconozca para este fin.

Hablar de profesión denota una actividad económico social específica; es decir, el que la ejerce o desempeña a través de sus actividades reconocidas socialmente, recibe una retribución económica que va de acuerdo con el status social que le confiere la comunidad.

El reconocimiento social a una profesión determinada varía de acuerdo con la sociedad de que se trate y del momento en que se considere; por ejemplo, el valor social que se asigna a la profesión de médico es diferente al que se le asigna a la profesión de traductor, quizá en función de que se percibe mayor beneficio colectivo de la primera que de la segunda.

Otro ejemplo es la valoración social que se da a las carreras profesionales más ligadas con el sector productivo, en particular en la industria de la transformación, como es el caso de los ingenieros químicos en comparación con las llamadas profesiones humanistas como la psicología. Aquí la valoración se hace desde el plano económico.

La valoración social, no es estática, sino que se va transformando en función de diferentes factores, como el grado de conocimiento que se tiene de la profesión en cuestión.

Otro factor que incide al valorar una profesión es la aparición de problemas “nuevos”, algunos producto del avance tecnológico. Cada sociedad valora el ejercicio de una profesión de diferentes maneras, de acuerdo con sus necesidades y a la época en que se desarrolle.

Características del trabajo profesional

Si se considera el trabajo profesional como una forma diferente de resolver los problemas o necesidades del hombre en los diferentes aspectos: salud, economía, bienestar, vivienda, etc., y que es el profesionista quien está capacitado para hacerlo porque ha sido formado para este fin, es necesario establecer la diferencia entre un trabajo profesional y uno que no lo es.Entre otras características que posee un a profesión, se puede reconocer que hay:

- Un nivel de competencia
- Búsqueda del bienestar común.

Competencia.

Se dice que es jurídicamente competente quien puede exhibir un título universitario requerido y refrendado por el Estado para una tutela del bien común.El campo de una profesión se encuentra delimitado por los problemas que debe resolver el profesionista de ese campo, para lo cual habrá sido capacitado por una institución que el Estado reconozca para tal fin.

Dicha institución debe haber proporcionado tanto la información teórico conceptual, como haber creado las condiciones necesarias para el desarrollo de las habilidades prácticas los valores éticos necesarios que permitan al egresado tener la capacidad de resolver los problemas específicos de su comunidad en dicho campo disciplinario.

Es decir, los estudiantes de una profesión esperan desarrollar la capacidad de resolver problemas particulares, para lo cual reciben una formación específica que los diferencia de otros profesionistas; esto es, los saberes teóricos, metodológicos y técnicos de cada una de las profesiones que existen, delimitan el campo del ejercicio profesional de cada una de ellas: el abogado no posee los mismos conocimientos teóricos, metodológicos y técnicos que el ingeniero, por lo que no hace las mismas cosas.

No sólo se reciben los saberes requeridos por el campo profesional, sino que esta formación científica va acompañada de una formación humanista para conferirle el grado de profesional.

Así, en relación con la competencia se puede decir que hace referencia a las aptitudes que debe desarrollar y poseer un profesionista para el ejercicio de las actividades propias de su campo. Cabe distinguir diferentes tipos de competencia: por un lado, las referentes al carácter intelectual de la profesión; por otro, las que se refieren al aspecto técnico de la misma, y por último las que se relacionan con el aspecto humanista de la profesión.

Competencia intelectual.

El ejercicio de una profesión demanda conocimientos científicos específicos de un campo del saber particular que permita explicar, comprender y, en un momento dado, transformar la realidad. La aplicación de dichos conocimientos permitirá al profesionista resolver problemas de la colectividad o del individuo de forma sistemática y eficiente, siguiendo caminos que lo diferencian de otros modos de resolver problemas, llamados no científicos o no profesionales.

El trabajo profesional demanda del que lo ejerce una formación científica sólida. Este tipo de competencia hace énfasis en el aspecto informativo, en particular en el caso del conocimiento que se relaciona con las ciencias, por lo cual la educación universitaria tiene como una de sus responsabilidades prioritarias capacitar a los alumnos en la claridad conceptual, en los descubrimientos científicos, en los métodos de investigación de que dispone la ciencia.

Competencia técnica. Cuando se hablar de un trabajo profesional, se piensa en una persona capacitada para realizar un conjunto de acciones que permitan, por ejemplo en el caso de un médico, administrar un tratamiento que restituya la salud al enfermo. El profesionista debe contar no sólo con el conocimiento teórico y sistemático de las ciencias que le competen, sino además debe ser capaz de aplicar esos conocimientos a casos y problemas concretos.

La competencia técnica supone de esta forma que las instituciones encargadas de la formación de cuadros de profesionistas no sólo se abocarán a proporcionar información científica, sino que además buscarán el equilibrio en la formación práctica de los estudiantes, lo hace se hace por medio de la adecuación de sus planes y programas de estudio.

La responsabilidad del desarrollo de la competencia técnica y científica no sólo compete a las instituciones formadoras de profesionistas, sino que le atañe al aspirante a profesionista y a la sociedad en general, que deben buscar las opciones que acorten la distancia entre lo teórico y lo técnico, entre la teoría y su aplicación.
Competencia humanística. La formación científica y técnica en un campo particular no basta para reconocer a un profesionista como tal; lo que le confiere esta característica sin duda es la formación humanista; es decir, toda profesión debe tener como objetivo fundamental al hombre.

En su jerarquía de valores, el profesionista coloca al hombre en primer lugar, ya sea para desarrollar su espíritu, buscar su salud, promover su bienestar económico, etc., de lo cual se desprende su responsabilidad social, que es otra de las características de una profesión. Así pues, el sentido de servicio con que se debe vivir y concebir la profesión se separa de cualquier otro tipo de interés o utilidad.

El servicio en la profesión supone una actitud que la lleva a un nivel más allá de lo meramente material, al mundo de lo ideal, que reclama en no pocas ocasiones la generosidad del que posee el conocimiento teórico y técnico para la búsqueda del bienestar del individuo y de la sociedad.

Cuando se habla de la competencia humanística, se hace referencia al aspecto formativo del profesionista, los valores en que se forma para el uso y aplicación de los conocimientos científicos que adquiere.

En el proceso educativo las instituciones, en particular las universidades, no sólo buscan el aspecto informativo y la acumulación de conocimientos científicos, sino también el formativo; o sea, que el profesionista reconozca su responsabilidad social.

Entre los tres tipos de competencia existe una estrecha interrelación. No se puede hablar de un trabajo profesional si una de ellas se desarrolla de forma deficiente, lo cual repercutiría tanto en quien la ejerce como en los usuarios de los bienes o servicios que se derivan de su ejercicio profesional.

Es necesario otorgar un significado más amplio al término competencia en el sentido de no sólo hacer énfasis en el aspecto intelectual en cuanto a conocimiento científico, sino que debe significar una colaboración dinámica y permanente de toda la persona, en todas sus dimensiones: física, intelectual, emocional y moral, con una tendencia al bien común.

Búsqueda del bien común

Cuando se habla del bien común, se hace referencia a que en el ejercicio profesional se busca el bienestar individual y colectivo del hombre. Basta mencionar que el surgimiento de las profesiones surge de las necesidades humanas en aspectos específicos de su vida individual y colectiva; por lo tanto, la relación entre profesión y sociedad lleva a reconocer el fuerte vínculo que existe entre ellas.

Una profesión que no responda a las necesidades sociales no tiene razón de existir; su existencia está determinada socialmente. Toda profesión tiene por fin una prestación de servicios o una producción de bienes, y ambos fines se conjugan en un momento determinado. Son bienes y servicios concretos específicos de cada profesión. La demanda individual o social les confiere su valor social, en el sentido de que el profesionista debe ser sensible a reconocer estas demandas y buscar satisfacerlas de la forma más adecuada y eficiente.

Cuando se habla del sentido social de las profesiones, se refiere a la responsabilidad que tienen los profesionales, más que a una visión meramente altruista; es decir, esclarecer qué beneficios o valor tiene para la sociedad el trabajo. En este sentido cobra un doble significado la función profesional: por un lado el referente a la finalidad particular de la profesión; el otro, en cuanto al valor que tiene el quehacer profesional y su repercusión sobre el individuo y la sociedad, ya que es el individuo y la sociedad en general los que reciben el producto del trabajo profesional.

Una función importante de las profesiones es que se pueden considerar como el medio a través del cual la sociedad puede lograr ser cada vez mejor en beneficio del mismo hombre.

El sentido social de la profesión tiene que ver con el vínculo que se establece entre la sociedad y el profesionista, en donde la primera determina las necesidades que el segundo debe satisfacer y éste desarrolla habilidades, destrezas y actitudes que satisfagan a la sociedad.

La comunidad confía en que el profesionista será capaz de resolver sus problemas, ya que cuenta con el saber especializado para hacerlo.

ACTIVIDAD

1. ¿Cuál es tu concepto de profesión?
2. ¿Cuál consideras que es la concepción social de tu profesión?
3. Describir dos:
- Competencias intelectuales
- Competencias técnicas
- Competencias humanísticas
Relacionadas con tu profesión
4. ¿Por qué debe ser el beneficio de la sociedad el fin último de las profesiones?

sábado, 1 de mayo de 2010

Lunes y Martes hay clases

Desde Dirección General llego un documento en el cual se confirma que el único día no laboral es miercoles 5 de Mayo, por lo que Lunes y Martes las clases no se suspenden.

Nos vemos el lunes y el martes, que tengan un buen fin de semana.

Saludos desde la Decadencia

domingo, 25 de abril de 2010

La ciencia no lo es todo



Rosaura Ruiz y Juan Manuel Rodríguez publicaron una reflexión a propósito de la encuesta que María de las Heras hizo para el El País, sobre la percepción de la ciencia en México. Tanto Ruiz y Rodríguez, como de las Heras, coinciden en señalar que, a pesar de la buena estima que en México tiene la actividad científica todavía un número importante de personas creen en cosas acientíficas como los milagros o la astrología. Incuso, para subrayar el caso, de las Heras recurre no a su propia encuesta, sino a otra del Conacyt del 2007 para asegurar que: “todavía seis de cada diez mexicanos piensan que la astrología y el conocimiento de los signos del zodiaco es una ciencia, y una proporción similar considera que la parasicología también lo es.”

La reflexión de todos ellos parte, sin embargo, de una premisa falsa: la difusión y el conocimiento de la ciencia hace que la gente no crea en los milagros, la astrología o el horóscopo. Debería ser claro que, después de 400 años de ciencia, ésta ha llegado a convertirse en el epicentro del saber, y ha desplazado a otros saberes, otrora centrales, como la astrología, la parapsicologia o el espiritismo, hacia la periferia. Pero esto no significa que la ciencia haya probado que la astrología es falsa (ni siquiera lo ha hecho en el país de la ciencia por excelencia, como lo es Estados Unidos). En realidad, esa es una de las falacias principales de la historia de la ciencia: suponer que esta elimina las creencias precientíficas. Lo que ha hecho, en realidad, es desplazar, colocar ciertos saberes en otro lugar, pero no eliminar.

Muchas prácticas como la astrología, la consulta al horóscopo, la creencia en los milagros y en la fe, se mantienen por razones completamente diversas a su grado de verdad o de demostración. Están ahí porque son entretenidas, dan consuelo, estimulan la esperanza, dan sentido a la existencia. Si, la ciencia no ha alcanzado a ocupar el espacio que estas mantienen. Hay una comprensión del hombre, y una sabiduría de la vida personal, que la ciencia no ha ocupado y quizás, no pueda ocupar nunca.

Ernesto Priani

Fuente:
http://www.ernestopriani.com/index.php?id=30,226,0,0,1,0

Más allá de la moral laboral, más acá de la ética profesional.

Confesiones inéditas.

La vida de la Academia suele ser más relajada que la laboral. Inmersos entre una serie de tareas estudiantiles: -compromisos de nuestro propio desarrollo académico- nos debatimos constantemente entre aprender, conocer, cumplir y acreditar una asignatura que en el último de los casos consideramos pertinente (o quizá no) para nuestro desarrollo epistemológico en el área que estudiamos. No obstante, ahí, durante aquellos largos años en los que nos formamos básicamente (licenciatura), específicamente (maestría) y en el área de la investigación (doctorado), es difícil darnos cuenta de las posibilidades que se nos presentan una vez egresados de cualquier tipo de institución. En el último de los casos, damos un gran salto a una microsociedad laboral que nos exigirá y hará que nos exijamos constantemente “algo más allá” de lo que aprendimos en la escuela, y no es que la escuela esté distanciada de lo que “afuera” se nos exija, de hecho nuestro modelo académico (algunos lo siguen llamando nuevo, pero obedece a más de una década) se encuentra basado en lo que hoy está en boca de todos los profesionales de la educación, me refiero a las tan citadas “ competencias”.En suma, se pretende que los alumnos aprendan en la escuela lo que se les solicitará en la empresa, en alguna institución, etc., por lo tanto, es imprescindible la vinculación entre la academia y la futura profesión. Sin embargo, desgraciadamente, muchas veces observamos que esto no se da en su totalidad.

Quisiera referir a mi experiencia personal: egresé de la carrera de filosofía a los 22 años y un año después conseguí una plaza de medio tiempo en la Secretaría de Educación Pública, así, comencé dando clases de historia, español y formación cívica y ética a nivel secundaria, pero ¿qué sabía yo de dar clases?, ¿y qué sabía de dar clases a múltiples adolescentes de 12 a14 años? Nada, la academia no me había preparado para eso. La Escuela únicamente me había enseñado una gama extensa y profunda de conocimientos relacionados con la filosofía y su especificación: filosofía del arte, de la moral, de la política, de la historia, de la ciencia, de la tecnología, pero… nada de enseñar, (pese a que he de aclarar que el campo de la filosofía se encuentra restringido a la investigación y a la docencia). Entonces, ¿no sería pertinente que en la Universidad nos enfocaran epistemológicamente a desarrollar esas competencias? A lo que voy, es que es pertinente –dentro de la educación- que cada uno de ustedes reciba una serie de conocimientos, habilidades y actitudes que serán requeridos cuando laboren. ¿Y todo esto, qué relación tiene con la ética? ¡Mucha! Es sumamente pertinente que ustedes, en el marco de la Ingeniería que les corresponde, desarrollen no sólo conocimientos, sino habilidades y actitudes que requerirán en el mundo laboral, además es ineludible que tendrán que requerir de una ética profesional, insisto, una ética de este tipo tendrá que obedecer a realizar su trabajo con rectitud, con integridad, con la volición ( de la que hablamos en la primera unidad), de llevar a cabo sus sueños pensando siempre en los otros, y actuar conforme a las normas que en la nueva institución se los reclame, siempre y cuando no traicione sus ideales como profesionistas de la ingeniería.

¿Ustedes qué piensan?

viernes, 23 de abril de 2010

Ética Profesional

¨Ética Profesional
¨Primeras aproximaciones.


¨Introducción


¨¿Qué es lo que todos, o casi todos hacemos? Trabajar. Llevar a cabo un oficio, un empleo, una profesión. Pero en el trabajo hay algo más importante que la eficiencia, porque se trata de un factor que precisamente la hace posible. Este algo, de carácter ético, es lo único que funciona como razón de ser de una genuina eficiencia en el quehacer de las profesiones y los oficios.

¨Profesión

¨La palabra profesar significa “declarar o enseñar en público’’, y deriva del latín culto profiteri (cuyo participio es profesus), que quiere decir “declarar abiertamente’’, ‘‘hacer profesión’’, ‘‘confesar’’ . Del mismo origen provienen las palabras “profesor” y “profesión”, que sirven para hablar de ‘‘quien hace profesión de algo’’. Así decimos que alguien “hizo profesión de fe...”, que “profesó en la universidad de...”, etcétera. Por un lado, pues, el que declara públicamente, el que es un profesor, quien profesa una convicción; y por el otro, por la vía de la profesión, el profesional. El que es “un profesional” renuncia a sus intereses personales, cualesquiera que éstos sean, y “en cuerpo y alma” se pone al servicio de los intereses de su profesión, cuyo fundamento ético, asentado en la dignidad humana, impide tomar al hombre como un medio. Esa dignidad ética hace decir a Kant que al ser humano jamás se le debe tomar como un medio sino como un fin en sí mismo.

¨El sentido ético del trabajo

¨Todo el sentido ético del trabajo tiene su fundamento en la conexión de esa dignidad suya con su propio ser, con lo que esencialmente es como ser obrero (o ente que trabaja). El requerimiento pragmático de eficiencia usa a la persona como medio para conseguir beneficios o utilidades; en cambio, la exigencia ética de eficiencia, generada por el sentido ético del trabajo, toma al hombre respetándolo como un fin en sí mismo, y a su labor, como algo digno del mismo respeto que lo humano. El trabajo tiene un sentido ético, porque puede hacerse bien o mal; el sentido ético de la vida es posible porque puede vivirse bien o mal.

¨¿Qué es la ética profesional?

¨Ahora bien, si no perdemos de vista el sentido original de “profesar” y de “ser profesional”, quedamos en mejores condiciones para entender lo que quiere decir ética profesional, pues será más o menos evidente que se trata de la fuerza moral en la cual se apoya lo que profesamos, nuestra profesión. En otras palabras, estamos hablando del fundamento ético de nuestro quehacer; en primer lugar, públicamente declarado (como en la protesta que se rinde cuando alguien en una institución educativa queda autorizado académica y moralmente para ejercer una profesión ); en segundo, públicamente reconocido (cuando en ese mismo acto la sociedad simbólicamente avala la autorización), y en tercer lugar, públicamente retirado (cuando la comunidad, a través de una figura de autoridad retira, en una especie de degradación, el mencionado reconocimiento por una falla profesional o una infidelidad a su compromiso ético).

¨La ética profesional en el día a día

¨Todos, tarde o temprano, nos dedicamos a un oficio, un trabajo, un quehacer profesional... Entonces, es importante que podamos entender bien en qué sentido preciso nuestro quehacer puede ser, efectivamente, ético o puede dejar de serlo. La ética profesional no depende directamente de ciertas normas o códigos “de ética” de distintos gremios profesionales. Ella no trata sencillamente de ponernos en el dilema de cumplir o no determinadas reglas morales. Eso sucede naturalmente. Si se es hombre, es necesario elegir entre una cosa y otra (una acción u otra). Vivir es elegir. No hay salida. Estamos condenados a decidir, porque somos libres, y somos libres por la insuficiencia de nuestro ser, como lo señala Platón en El banquete. El comportamiento moral, y por tanto el de ética profesional, es por esencia libre, consciente y responsable de las consecuencias, independientemente de las buenas intenciones.

¨Conciencia moral y ética profesional

¨Los códigos morales (sean de carácter social, religioso o profesional) sólo orientan, de la mejor manera que pueden hacerlo, nuestras decisiones. Éstas son las que después de haber sido tomadas sufrirán nuestra aprobación y la ajena, o nuestro rechazo y el de los demás.

¨Como es bien sabido, muchos quehaceres tienen sus propios códigos, reglas o normas, explícita o implícitamente expresados. Pareciera que fuera suficiente con hacer lo que ellos mandan para estar con la conciencia tranquila. Pero no. No se trata de eso. La conciencia moral nunca está tranquila frente a los conflictos morales que nos ofrece siempre el repertorio de nuestras posibilidades vitales (de nuestras posibles opciones o elecciones).

¨¿Qué implica la ética profesional?

¨La ética, en el sentido profesional, tiene que ver íntimamente con nosotros. ¿Cómo es esto? Ella está directamente vinculada con la calidad moral de nuestro trabajo. Está implicada en el modo de llevar a cabo nuestro quehacer, e implica entrega vocacional, responsabilidad, honestidad intelectual y práctica (relativa a lo que sabemos y lo que hacemos). La ética profesional es fundamentalmente un compromiso con lo que ustedes hacen, con lo que yo hago, con lo que cada ser humano hace.

¨La Falla Ética

¨Una falla profesional, es decir, una falla de ética profesional, es algo muy grave, porque en realidad el ethos profesional no permite infidelidades o violaciones: el que las comete no es un profesional en falta; simple y radicalmente ya no lo es más. Un científico que miente, no es un hombre mentiroso, sino alguien que ya no es un científico; un médico que se pone al servicio de la muerte, deja de ser un médico, aunque siga teniendo su título en una delas paredes de su consultorio.

¨La función tiene que continuar

¨Con ética profesional, con ética del trabajo en todos los campos, no sólo en el teatro, ‘‘la unción tiene que continuar’’. ¿Y qué quiere decir eso? Normalmente cuando hablamos de que la función tiene que seguir adelante, hablamos de que independientemente del estado de ánimo, de lo que nos sucede internamente, de nuestra situación económica, de lo que está sucediendo en el mundo en ese momento (que inclusive puede ser algo muy grave), la responsabilidad profesional nos obliga a hacer nuestro trabajo como siempre, de una manera tan bien hecha como la tenemos que hacer en cualquier ocasión, pase lo que pase.

¨Conclusión

¨Entonces, en pocas palabras, y definiéndola rigurosamente, la expresión ‘‘ética del trabajo’’ significa, dentro de cualquier forma de praxis, un compromiso ineludible con nosotros mismos de hacer bien las cosas, un compromiso que no se puede dejar de cumplir, porque tiene que ver con un compromiso con nuestro propio ser, que nos hace más o nos hace menos, nos hace mejores o nos empeora, nos enriquece o nos empobrece en nuestro propia naturaleza.

¨La ética del trabajo es un compromiso ineludible, un principio que no se puede violar, una lealtad que no se puede abandonar, que no se puede defraudar. ¿Y por qué no? Si algún día estoy de muy mal humor, o sufro el dolor del abandono de mi pareja, o el del duelo de la ausencia de un ser querido, o me siento físicamente mal, podría decir: ahora no trabajo, o si lo hago, lo haré como pueda, como sea.

¨Pero la ética del trabajo, con su poder ontológico sobre nuestro propio ser, nos lo impide. No se puede, por razones éticas, hacer mal lo que se hace. Y damos por supuesto que en el mejor de los casos siempre se hace lo que se puede. Pero dentro de “lo que se puede” hay, en todo caso, un espacio de posibilidad para hacer bien lo que se hace.

¨¿Qué quiere decir eso? Significa que no hay razón para violar ese compromiso, esa lealtad, que es una lealtad con mi propio ser y con el ser del otro, ese prójimo que siempre completa el sentido de mi acción, como destinatario de ella, beneficiario, testigo, juez...

sábado, 17 de abril de 2010

Exposición fotográfica: la mirada extralúcida

Hoy en día asistimos a una cultura de lo visual. Muchos pensadores, entre ellos Jean Baudrillard, han denunciado la capacidad de las imágenes para transportarnos a una hiper realidad. Desde esta perspectiva, la imagen posee una característica negativa, según este autor "ya no hay nada que ver", y no lo hay justamente porque, a través de las nuevas tecnologías, la imagen es cada vez más asemejable a la realidad incluso podría decirse que la supera (de ahí su carácter de hiper realidad). Sólo basta contemplar los nuevos videojuegos o las nuevas tecnologías aplicadas al cine en tercera dimensión para corroborar esta tesis. Para Baudrillard dichas imágenes se convierten en obscenas, y con obscenidad Baudrillard busca denunciar una especie de desilusión ante la imagen; ésta es tan transparente que hemos perdido nuestra capacidad para interpretarla de forma iconográfica. 
Considero que la postura de nuestro autor francés minimiza la complejidad simbólica de muchas imágenes actuales y en defensa a la capacidad del ser humano de interpretación, debemos de aprender en esta realidad mediática, en donde somos bombardeados constantemente a través de imágenes sugerentes, dirigidas y con una construcción semiótica tal, que terminan por ofrecernos una verdad que ha sido simplemente construída por los medios; aprender a "leer" las imágenes, pero también a aprender a construir nuestros propios mensajes visuales para comunicar a la sociedad. A partir de esta comprensión de la realidad, el Profesor Jesús Cantera y la que suscribe, Profesora Yelenia Cuervo hemos decidido invitarlos a generar una exposición fotográfica en el marco de la temática: ética y profesión, donde cada uno de ustedes se enfrentarán a la oportunidad de generar una realidad fotográfica para la transmisión de un mensaje de corte ético dentro de su propia profesión.
¡En horabuena!