sábado, 27 de marzo de 2010

RESISTENCIA

Estimados alumnos, hemos hablado en clase de las posibilidades de asumir a la tecnociencia desde una visión que escape al pargmatismo, es decir, desde lo que la filosofía ha nombrado como utilitarismo, me refiero, por supuesto, al hecho de llevar el bienestar social a la mayoría de la sociedad. Por lo tanto, después de un desolado panorama sobre las perspectivas de la relación tecnociencia-poder y la posibilidad de escapar a ese binomio cuasiindisoluble, sólo me resta dar escritura a un poema que se inauguró ante la desolación de ser presa del sistema y que comparto con ustedes para cuando estén inmersos en el sistema laboral:

Dice así:
Resistir  para despertar a los otros del "sueño dogmático"
Resistir con la fuerza de la palabra,
con la mirada del guerrero.
Resistir con el conocimiento,
con la garganta,
con el cuerpo.
Resistencia; ¡No más revolución!

Resistir a la adversidad como el vuelo libre de los pájaros...

Yelenia Cuervo Moreno

jueves, 25 de marzo de 2010

Las 10 reglas de la Oratoria y el Orador

Estimados amigos:
En esta ocasión presento mis diez reglas de la Oratoria y del orador, no creo en las recetas de cocina, pero creo que las siguientes reglas pueden ayudar a los que deseen dominar lo secretos de la Oratoria, pero no de la que se practica en los concursos, sino de aquella que sirve para la vida real, sin demeritar en lo absoluto a los que participan en dichos certámenes. Las presentes reglas aparecen en mi libro Breve Tratado de Oratoria, espero que sean benévolas con ellas.

Las 10 Reglas de la Oratoria y del Orador

1. Un orador es un buen lector, las palabras son su alimento, el gusto por la lectura es una condición indispensable en él.

2. La Oratoria se aprende en la práctica constante, cotidiana, con disciplina, método y orden.

3. Un orador lo es, hasta que los demás lo califican como tal.

4. La Oratoria se basa en el trivium escolástico: lógica, retórica y gramática.

5. Un orador no sólo utiliza su voz para comunicar, también transmite con todo su cuerpo en perfecta armonía y sincronía.

6. La Oratoria y sus técnicas son siempre iguales, las circunstancias para usarlas son diversas.

7. Un orador se viste siempre apropiadamente para la ocasión.

8. La Oratoria es un medio, no un fin en sí mismo.

9. Un orador se reconoce en la improvisación, pero esta en realidad nunca existe.

10. La Oratoria es belleza y elegancia, pero también sencillez y sobriedad

martes, 23 de marzo de 2010

Condición Postmoderna

La Condición Postmoderna

Unas ganas locas de gritar. El grito sube y se instala en nuestras gargantas
Y nos cuesta trabajo contenerlo y finalmente estalla


El saber se encuentra en un constante movimiento, cambia de estatuto al mismo tiempo que la sociedad en su conjunto entra a una edad postindustrial y por tanto las culturas llegan a una edad llamada postmoderna, partiendo de este contexto de cambios llegamos a una diacronía general, que obstruye la visión de conjunto. Una parte de las descripciones no puede dejar la conjetura y por esta razón es imprudente otorgar a la futurologia un crédito que no merece, es decir, un crédito excesivo.

Más que de trazar debemos partir de una característica la cual determine de manera izo facta nuestro objeto, dicho objeto es el saber, el saber científico como una clase de discurso, pues la ciencia en la actualidad se apoya en el lenguaje, esto no es otra cosa que, la fonología y las teorías lingüísticas y sus derivaciones, por lo que se llega al punto de encontrar problemas como lo es el caso de la comunicación y la cibernética.

“La incidencia de esas transformaciones tecnológicas sobre el saber parece que debe ser considerable. El saber se encuentra o se encontrará afectado en dos principales funciones: la investigación y la transmisión de conocimientos”[1]

La investigación es un ejemplo accesible a lo profano que nos proporciona la genética, la cual debe su paradigma teórico a la cibernética; la transmisión de conocimientos esta vinculada al hecho de normalizar, miniaturizar y comercializar los aparatos, estos, se modifican en operaciones de adquisición, clasificación, posibilidad de disposición y de explotación de conocimientos tal y como lo desarrolla J.M Trielle: “ No se habla bastante de las nuevas posibilidades de diseminación de la memoria, en particular gracias a los semiconductores y a los lasers (...) Cada uno podrá muy pronto almacenar a bajo precio la información donde quiera y disponer de un aumento de la capacidad de tratamiento autónomo”[2].

Pensar de esta manera nos lleva a pensar sobre la multiplicación de las maquinas y como las mismas afectan a la circulación del conocimiento. En la transformación del saber estamos ante una naturaleza del saber que no queda intacta, el saber no puede pasar por nuevos canales para posteriormente convertirse en un saber de forma operativa, a no ser que el conocimiento como tal, pueda traducirse en cantidades de información, se debe establecer, la previsión de que todo lo que en el saber constituido no es traducible de ese modo será dejado de lado, y de así la orientación de las nuevas investigaciones quedará subordinada a la condición de la traducibilidad de los resultados de un lenguaje basado en las maquinas. Es decir, los productores del saber, de la misma manera que los usuarios, deberán poseer los medios para traducir dicho lenguaje.

“Con la hegemonía de la informática, se impone cierta lógica y, por tanto, un conjunto de prescripciones que se refieren a los enunciados aceptados como “de Saber”[3]. Se puede esperar una potente exteriorización del saber con respecto al sabiente, en cualquier punto en que este se encuentre en el proceso de conocimiento. El antiguo principio de que la adquisición del saber es indisociable de la formación del espíritu, cae en desuso.

Así pues el saber será producido como mera mercancía, será producido para ser vendido y será consumido para ser valorado en una nueva producción, la cual consiste en ser cambiado, el saber deja de ser en sí mismo su propio fin y pierde su valor de uso.

El saber aquí se ha convertido en la principal fuerza de producción, convirtiendo el saber en la base de la producción y la riqueza con base a la inteligencia y la dominación de la naturaleza en la existencia del hombre en tanto que este es un cuerpo social, esto ha modificado la composición de las poblaciones activas de los países mas desarrollados, y esto constituye el principal filtro para los países en vías de desarrollo.

Así tenemos que, en la edad postindustrial y postmodernas, la ciencia conservara y reforzara mas aun su importancia en la batería de las capacidades productivas de los Estados – naciones, esta situación nos lleva a pensar en la separación existente respecto a los países en vías de desarrollo, dicho aspecto, no debe hacer olvidar otro, en el cual el saber es un envite mayor en la competición mundial por el poder, de esta manera se abre un campo para las estrategias industriales y comerciales y para las estrategias militares y políticas.

La perspectiva así aislada no es tan simple como se acaba de expresar, pues la mercantilización del saber no podrá dejar intacto el privilegio que los Estados – naciones modernos detentan aun en lo concerniente a la producción y difusión de conocimientos. La idea de que éstos parten de ese cerebro o de esa mente de la sociedad que es el Estado se volverá caduca en mediada en que se refuerce el principio inverso en el cual la sociedad no existe y no progresa más que si los mensajes que circulan son ricos en informaciones y fáciles de descodificar. De esta manera el Estado comienza a ser un factor de opacidad y ruido para una ideología de la transparencia comunicacional, la cual va a la par con la comercialización de saberes.

“La transformación de la naturaleza del saber puede, por tanto, tener sobre los poderes públicos establecidos un efecto de reciprocidad tal que los obligue a considerar sus relaciones de hecho y de derecho con respecto a las grandes empresas y mas en general con la sociedad civil”.[4]

Estamos llegan al punto en que los conocimientos en lugar de ser difundidos en virtud de su valor formativo son puestos en circulación según las mismas redes que la moneda, y que la separación pertinente a ello deje de ser saber/ignorancia para convertirse en conocimientos tanto de pago como de inversión, por lo tanto llegan a ser conocimientos de intercambio en el marco del mantenimiento de la vida cotidiana.

El problema: La legitimación.

Partiendo de la informatización de la sociedad, la hipótesis que plante la cuestión del estatuto del saber no tiene la pretensión de ser original, ni siquiera de ser verdadero, la hipótesis como tal nos implica una capacidad discriminadora. El planteamiento de la información de las sociedades mas desarrolladas permite sacar a plena luz ciertos aspectos de la transformación del saber y sus efectos sobre los poderes públicos y sobre las instituciones civiles, efectos que resultarían poco perceptibles desde otras perspectivas. No es preciso concederle un valor estrictamente provisional con respecto a la realidad, sino estratégico con respecto a la cuestión planteada.

“Con todo, su credibilidad es considerable, y en este sentido la elección de esta hipótesis no es arbitraria. Su descripción ya ha sido ampliamente elaborada por los expertos, y dirige ya ciertas decisiones de la administración pública y de las empresas más directamente implicadas”.[5]

Podemos hablar de una hipótesis banal en el sentido de que ésta no pone en tela de juicio el paradigma general del proceso de las ciencias y de las técnicas, al cual parecen servir de eco totalmente natural el merecimiento económico y el desarrollo del poder sociopolítico. Es visto como evidente que el saber científico y técnico son acumulables, lo que se discute después de esto es, la forma misma de la acumulación, unos la imaginan regular, continua y de forma unánime, otros periódica, discontinua y conflictiva.

Los axiomas que acabamos de desarrollar aunque contundentes son engañosos, pues, el saber científico no es todo el saber, este se ha encontrado en excedencia, en competencia, en conflicto con otro tipo de saber, el cual es narrativo, si bien es narrativo, no se pude decir que este pueda imponerse, aunque su modelo se encuentre ligado a ideas de equilibrio interior, así como de convivialidad, en comparación con las cuales el saber científico contemporáneo queda descolorido.

Un segundo axioma es aquel que interfiere con el problema esencial, este axioma es la legitimación, la legitimación debe ser vista como el proceso por el cual un legislador que se ocupa del discurso científico esta autorizado a prescribir las condiciones convenidas para que un enunciado forme parte de ese discurso, y pueda ser tenido en cuenta por la comunidad científica. La cuestión de la legitimación se encuentra indisolublemente relacionada con la legitimación del legislador. Desde este punto de vista, el derecho a decidir lo que es verdadero no es independiente del derecho a decidir sobre lo que es justo.

Ante esto nos encontramos en un hermanamiento entre la ciencia vista como lenguaje y la ética y política también vista como lenguaje, uno y otro proceden de una perspectiva o si se prefiere de una misma elección y esta se llama Occidente.

“Examinando el actual estatuto del saber científico, se constata que incluso cuando este ultimo parecía más subordinado que nunca a las potencias, y con nuevas tecnologías se expone a convertirse en uno de los principales elementos de sus conflictos, la cuestión de la doble legitimación, lejos de difuminarse, no puede dejar de plantearse con mayor intensidad”[6]

Hoy el saber y el poder son las dos caras de una misma cuestión, una cuestión en la cual, el saber en la edad de la informática es más que nunca la cuestión del gobierno.

El método:
Los juegos de lenguaje

“Ya se habrá apreciado por lo que procede que, al analizar ese problema en el marco que hemos determinado, hemos preferido un procedimiento: el poner el acento sobre los pactos de habla, y dentro de esos actos, sobre su aspecto pragmático”[7]. Esto se hace con el objeto de facilitar la continuación de la lectura, es útil realizar un resumen, incluso sumario, de lo que entendemos por ese termino.

En enunciado denotativo el destinador se encuentra expuesto por el enunciado en la posición de sabiente, el destinatario queda en posición de tener que dar o negar su asentamiento, y el referente también queda comprendido en una de las maneras propias de los donativos, como algo que exige ser correctamente identificado y expresado en el enunciado al que se refiere.

En un enunciado es necesario que la significación se comprenda, pero ésa es una condición general de la comunicación que no permite distinguir los enunciados o sus efectos inmediatos. El enunciado preformativo tiene la particularidad de que su efecto sobre el referente coincide con su enunciación. El destinador debe de tener una autoridad para pronunciarse.

Los enunciados prescriptitos son modulados en ordenes, mantenimientos, instrucciones, recomendaciones, peticiones, suplicas, ruegos, etc. Se ve que el destinador esta aquí sustituido en posición de autoridad, en el amplio sentido del término, es decir, que espera del destinatario la efectividad de la acción referida.

“Diferente es la eficacia de una interrogación, de una promesa, de una descripción literaria, de una narración etc.”.[8]

Cada una de las categorías de enunciados debe poder ser determinada por reglas las cuales especifiquen sus propiedades y el uso de ellas, esto es el juego del lenguaje, los juegos del lenguaje en sus reglas no tienen su legitimación en ellas mismas, sino que forman parte de un contrato explicito o no entre los jugadores. así mismo y por lógica, si no hay reglas no hay juego, es decir, que una modificación incluso mínima de una regla cambia la naturaleza del juego, la tercera observación, es que todo enunciado debe ser considerado como una jugada hecha en juego, esto nos lleva a admitir que hablar es combatir, en el sentido de jugar, y que los actos del lenguaje se derivan de una agonística general.

Esto no quiere decir que se juegue para ganar, la invención continua de giros, de palabras y de sentidos que en el plano del habla procurara grandes alegrías. La idea de una agnóstica del lenguaje no oculta el segundo principio que es complemento suyo y que rige nuestro análisis: “el lazo social está hecho de “jugadas” de lenguaje. Elucidando esta proposición, entramos de lleno al tema”.[9]

La naturaleza del lazo social:
La alternativa moderna

Cuando hablamos del saber en la sociedad actual se debe decidir la representación metódica que se hace de esta ultima. Esta representación se ha dividido en principio entre dos modelos, como una sociedad formada en un todo funcional, la sociedad pude ser vista en un modelo que parte de la posguerra y de su escuela influenciada por Parsons, la otra forma de partir se sustenta en la corriente marxista. Dicha división proviene del siglo XIX.

Durante el siglo XIX la idea de que la sociedad forma un todo orgánico, a falta del cual deja de ser sociedad, dominaba el espíritu de los fundadores de la escuela francesa; se precisa con el funcionalismo; toma otra dirección cuando Parsons en los años 50 asimila la sociedad a un sistema auto – regulado. “El modelo teórico e incluso material ya no es el organismo vivo, lo proporciona la cibernética que multiplica sus aplicaciones durante y al final de la segunda guerra”.[10]

En Parsons el principio del sistema se movía en la lógica optimista, es decir, la que corresponde a la estabilización de las economías de crecimiento y de las sociedades de la abundancia. En los teóricos alemanes de hoy la tecnocracia es cínica, desesperada, la armonía de las necesidades y las esperanzas de individuos o grupos con las funciones que asegura el sistema sólo es un componente adjunto de su funcionamiento, la fiabilidad del sistema es la optimización de la relación global de los inputs y los outputs.

Cuando las reglas cambian y se producen innovaciones no es otra cosa que los reajustes internos y su resultado solo puede estar encaminado hacia la mejora de la vida del sistema, la única alternativa que existe rumbo a ese perfeccionamiento esta en la decadencia.

Mas halla del inmenso cambio que va del pensamiento de Comte a Luhman, se ve una idea similar de lo social, en la medida en que la sociedad es una totalidad unida, una unicidad, en este sentido Parsons formula una condición mas decisiva y determinante para que en un análisis dinámico sea valido, es que cada problema se refiera de forma continua y sistemática al estado del sistema considerado como un todo, estamos hablando de un proceso que contribuye al mantenimiento del sistema.

La idea anterior es también característica de los tecnócratas. De ahí su credibilidad: al contar con los medios para hacerse realidad, esa credibilidad cuenta con los de administrar sus pruebas, es decir la paranoia de la razón en palabras de Horkheimer.

No todo puede considerarse paranoico, mucho menos el realismo de la auto – regulación sistémica, así como el círculo perfectamente cerrado de los hechos y las interpretaciones, mas que a una condición de disponer o de pretender disponer de un observatorio que por principio escape a su atracción.

Si la teoría tradicional se encuentra bajo la amenaza de ser incorporada a la programación de lo que se llama el todo social se debe a que su deseo de una verdad unitaria y totalizadora se presta a la práctica unitaria y totalizadora de los gerentes del sistema. Hemos llegado al punto en que la teoría critica debe encontrase en perfecta disposición de escapar a ese destino, pues se apoya en el dualismo de principio y desconfía de síntesis.

En la influencia marxista, este modelo nace con las luchas que acompañan el asedio de las sociedades civiles tradicionales por el capitalismo, en este modelo no se pueden seguir sus peripecias en la historia social, política e ideológica de mas de un siglo, en este modelo nos referimos al balance que se puede realizar, pues el destino que le ha correspondido es conocido, en los países de gestión liberal, la transformación de esas luchas y sus órganos son vistos como reguladores del sistema.
El modelo critico se ha mantenido, pero no puede ocultar que la base social de principio de la división, es decir, las luchas de clases, se difumino hasta el punto en que se perdió toda radicalidad, encontrándose finalmente expuesto al peligro de perder una cierta estabilidad teórica y reducirse a una mera utopía, así como a una esperanza.

De esta manera vemos que no se puede saber a ciencia cierta que es el saber, cuales son los problemas que encaran su desarrollo y su difusión, sino sabemos nada de la sociedad donde el saber aparece. Incluso hoy estamos ante la incógnita de saber algo sobre la sociedad, estamos ante una serie de interrogantes, como lo seria en un principio el elegir la manera de interrogar, que es también la manera de que la sociedad proporcione respuestas. así pues, “no se puede decidir que el papel fundamental del saber es ser un elemento indispensable del funcionamiento de la sociedad y obrar en consecuencia adecuadamente, más que si se ha decidido que se trata de una maquina enorme”.[11]

La alternativa parece clara, homogeneidad o dualidad intrínsecas de lo social, funcionalismo o criticismo del saber, pero la decisión parece difícil de tomar, o arbitraria. El hombre se encuentra tentado a escapar a dicha alternativa distinguiendo dos tipos de saber, uno positivista, el cual se encuentra fácilmente explicado en las técnicas relativas a los hombres y a los materiales y que en ese mismo momento se dispone a convertirse en una fuerza productiva indispensable al sistema. El otro dispositivo lo constituye lo crítico o lo reflexivo que al interrogarse directamente sobre los valores o los objetivos, obstaculiza toda recuperación.

La Naturaleza del lazo social:
La perspectiva postmoderna

Hasta aquí no hemos llegado a una solución dual, mas bien, planteamos que la alternativa que trata de resolver ha dejado de ser pertinente en lo que se refiere a las sociedades que nos interesan y todavía no pertenece a un pensamiento por oposiciones que no corresponde a los modos mas vivos del saber postmoderno.

El repunte económico ayudado por la mutación de técnicas y tecnologías, marcha a la par con un cambio de función de los Estados, estamos pues ante un punto en que las funciones de regulación y de reproducción, se les quitan y se les quitaran mas y mas a los administradores y serán confiados a autómatas. “la cuestión principal se convierte y se convertirá más aún en poder disponer de las informaciones que estos últimos deberán tener memorizadas con el objeto de que se tomen las decisiones adecuadas. La disposición de las informaciones es y será más competencia de expertos de todos los tipos. La clase dirigente es y será cada vez más la de los decididotes. Deja de estar cor la clase política tradicional, para pasar a ser una base formada por jefes de empresa, altos funcionarios, dirigentes de los grandes organismos profesionales, sindicales, políticos, confesionales”.[12]

Estamos ante una descomposición, estamos pues, ante una disolución del lazo social y el paso de las colectividades sociales al estado de una masa compuesta de átomos individuales lanzados a un absurdo movimiento browniano. Lo que no es más que una simple visión ciega por la representación paradisíaca de una sociedad orgánica perdida.

El si mismo es poco, pero no se encuentra aislado, esta atrapado en un cañamazo de relaciones más complejas y móviles que nuca. El hombre se encuentra situado sobre nudos de circuitos de comunicación por pequeños que sean. “es preferible decir: situado en puntos por los que pasan mensajes de naturaleza diversa. Nunca está ni siquiera el mas desfavorecido, desprovisto de poder sobre esos mensajes que le atraviesan al situarlo sea en la posición de destinador, o de destinatario, o de referente”.[13]

Esto se debe a que el desplazamiento con respecto a los efectos del juego del lenguaje es tolerable en ciertos limites y hasta es suscitado por las reglas y sobre todo por los reajustes con los que el sistema se provee con el fin de mejorar sus actuaciones.
así mismo, se puede decir, que el sistema puede y debe estimular dichos desplazamiento en tanto que lucha con su entropía, y que una novedad pueda proporcionarle al sistema ese suplemento de performatividad que no deja de exigir y de consumir. No toda relación social es de este orden, sino que los juegos del lenguaje son el requisito mínimo de relación para que haya una sociedad.

Desde su nacimiento, el ser humano se encuentra situado con referencia a la historia que cuenta su ambiente y con respecto a la cual tendrá posteriormente que conducirse. O mas sencillamente, la cuestión del lazo social es un juego del lenguaje, el de la interrogación, que sitúa inmediatamente aquel que la plantea, a aquel a quien se dirige, y al referente que interroga, la cuestión no es otra cosa que el lazo social.

En una sociedad donde el componente de la comunicación se hace evidente día a día tanto como realidad y problema, es seguro que el aspecto lingüístico adquiera una nueva importancia y sea superficial el hecho de reducirlo a la alternativa tradicional de la palabra manipuladora o de la transmisión unilateral de mensajes por un lado, o bien de la libre expresión o del dialogo por el otro.

Una institución siempre difiere de una discusión en la que se requiere limitaciones suplementarias para que los enunciados sean declarados admisibles en su seno. Estas limitaciones privilegian a determinadas clases de enunciados al tiempo que operan como filtros sobre la autoridad del discurso, de ahí que el predominio caracterice el discurso de la institución. La burocratización es el limite extremo de esta tendencia.

Pragmática del saber narrativo.

Partamos de que la idea del saber no es ciencia o la ciencia misma y la ciencia esta muy lejos de poder ocultar su problema de legitimidad. La naturaleza del saber narrativo nos permitirá distinguir ciertas características de la forma que reviste el saber científico en la sociedad contemporánea; así mismo ayudara a comprender como plantearnos hoy la cuestión de la legitimidad.

“El saber en general no se reduce a la ciencia, ni siquiera al conocimiento. El conocimiento seria el conjunto de los enunciados que denotan o describen objetos”[14]. Entendamos pues que la ciencia es un subconjunto de conocimientos, la ciencia esta hecha de enunciados denotativos e impondrá dos condiciones suplementaras para su aceptabilidad, el primero de ellos es que los objetos a los que se refieren sean accesibles de modo recurrente y, por tanto, en las condiciones de observación explicitas; que se pueda decidir si cada uno de esos enunciados pertenece o no pertenece al lenguaje considerado como pertinente por los expertos.

No obstante con el termino saber no se comprende solamente, ni mucho menos, un conjunto de enunciados denotativos, se mezclan en él las ideas de saber hacer, saber vivir, saber oír, de lo que se trata es de unas competencias que exceden la determinación y la aplicación del único criterio de verdad, y que comprenden a los criterios de eficiencia.

De esta manera podemos decir que el saber es lo que hace que cada uno capaz de emitir buenos enunciados denotativos, y también buenos enunciados denotativos y también buenos enunciados prescriptivos, buenos enunciados valorativos.

Unos y otros se ven como buenos debido a que son conformes a los criterios pertinentes admitidos en el medio constituido por los interlocutores del sabiente. Los primeros filósofos han llamado opinión a ese modo de legitimación de enunciados.

“El consenso permite circunscribir tal saber y diferenciar al que sabe del que no sabe, esto, es lo que constituye la cultura de un pueblo”[15]

Los puestos narrativos se distribuyen de manera tal que el derecho de ocupar uno, el de destinador, se funda sobre el doble hecho de haber ocupado el otro, el de destinatario, y el haber sido, por el nombre que lleva, ya contado un relato, es decir, situado en posición de referente dialéctico de otras ocurrencias narrativas.

El saber también determina de golpe lo que hay que decir para ser escuchado y lo que se debe escuchar para poder hablar y lo que hay que jugar, es decir el rol, para poder ser un objeto de un relato. La forma narrativa obedece a un ritmo, es la síntesis de un metro que hace latir el tiempo en periodos regulares y de un acento que modifica la longitud o la amplitud de algunos de ellos.

La pragmática del saber científico

La pragmática del saber científico tal y como se desprende de la concepción clásica del saber, debemos distinguir dentro de esta pragmática el juego de la investigación y la enseñanza. Sea verdadera o falsa, la proposición constituye un grupo de tensiones, las cuales se ejercen sobre cada uno de los puestos pragmáticos que ella misma pone en juego entre el destinador, destinatario y referente. “esas tensiones son una especie de prescripciones que regulan la aceptabilidad del enunciado en tanto que de ciencia”[16].

En primer instancia el destinador supone que dice la verdad a propósito del referente, así mismo se supone capaz de proporcionar pruebas contundentes de lo que dice y por otra parte tiene la capacidad de refutar todo enunciado contrario o contradictorio a propósito del mismo referente.

El destinatario puede dar validez a argumento o negarlo, esto implica que el destinatario como tal es un destinador potencial, puesto que cuando formule su asentamiento o discrepancia, estará sometido a la máxima doble exigencia de demostrar o refutar que el destinador actual.

En este sentido podemos suponer que el destinatario tiene en potencia las características que el destinador posee, pero no se sabrá esto, hasta el momento en que el destinatario se vuelva destinador.

Pasemos ahora al referente donde se da la demostración de los enunciados, donde se puede discernir sobre lo que es verdadero y lo que es falso, es en este punto donde se d el debate de los compañeros de juego, destinado y destinatario, estamos pues en el horizonte del consenso. “Todo consenso no es indicio de verdad: pero se supone que la verdad de un enunciado no puede dejar de suscitar el consenso”[17].

Esto supone que la investigación apela a la enseñanza como a su complemento necesario, pues el científico, necesita un destinatario que pueda ser a su vez un destinador, es decir, un compañero, pues si esto no es posible, no se podrá tener una verificación de su enunciado., pues no existe un debate contradictorio. “no solo es la verdad de su enunciado sino su propia competencia lo que está en juego en ese debate; pues la competencia nunca adquirida dependen de que el enunciado propuesto sea o no considerado a discutir en una secuencia de argumentaciones y refutaciones entre iguales”[18].

La verdad de enunciado mismo y la competencia del que no anuncia depende del asentamiento de la colectividad de iguales en competencia, por lo tanto es necesario formar iguales, es decir, la práctica hace al maestro.

Si se compara esta pragmática con la del saber narrativo se apreciaran las siguientes propiedades:

El saber científico exige el aislamiento de un juego de lenguaje, el denotativo; y la exclusión de los demás. El criterio de aceptabilidad de un enunciado es su valor de verdad, lo que quiere decir que, se encuentran dos tipos de enunciados, la interrogación y la prescripción, pero estos enunciados son tan solo una bisagras de la argumentación dialéctica; esta debe llevar a un enunciado denotativo.

El saber se encuentra aislado de los demás juegos de lenguaje cuya combinación forma el lazo social. Ya no es un componente inmediato y compartido como lo es el saber narrativo. Es más bien, un componente indirecto, y de esta forma se convierte en una profesión, la cual da lugar a instituciones.

En el seno del juego de la investigación, la competencia requerida se refiere solo al puesto del enunciador, el enunciador no tiene una competencia particular en cuanto destinatario y mucho menos tiene competencia como referente, no hay aquí como ocurre en la narrativa, un saber ser lo que el saber dice que es.

Un enunciado de ciencia no tiene validez de lo que informa, no se enseña más que si es verificable por medio de la argumentación y el experimento, en sí nunca esta salvo de una falsificación., por lo que el saber acumulado en enunciados aceptados anteriormente siempre puede ser desechado.

El juego de la ciencia implica una temporalidad diacrónica, es decir, una memoria y un proyecto.

Estas propiedades nos demuestran que no se puede considerar la existencia ni el valor de lo narrativo partiendo de lo científico ni viceversa., la mentarse de la perdida del sentido en la postmodernidad consiste en dolerse porque el saber ya no es principalmente narrativo.

“El científico se interroga sobre la validez de los enunciados narrativo y constata que estos nunca esta sometidos a la argumentación y a la prueba. Se clasifican en otra mentalidad, quizá salvaje o primitiva, subdesarrollada o trazada, formada por opiniones, costumbres, ideología. Los relatos sin fábulas, mitos, leyendas, buenas para las mujeres y los niños.

La Función Narrativa
y la legitimación del saber

El problema de la legitimación ya no es considerado un fallo del juego del lenguaje de la ciencia, es mas se puede decir que el problema esta legitimado en si mismo, antes de llegar al positivismo, el saber científico ha buscado otras soluciones, pero estas no han podido evitar el tener que recurrir a procedimientos que se refieren al saber narrativo

La reiteración de lo narrativo en lo no narrativo no debe considerarse como superada o acabada de una vez por todas. “no queda pues, excluido que el recurso a lo narrativo sea inevitable; al menos cuando el juego del lenguaje de la ciencia busque la verdad de sus enunciados y no pueda legitimarla por sus propios medios”[19]. En este caso será necesario reconocer una necesidad de historia irreducible, debiendo esta incluirse, del modo que la hemos trazado, no como un deseo o anhelo de recordar y de proyectar, sino, más bien, como una necesidad de olvido.

Debemos mantener en la mente la idea de que las soluciones aparentemente en desuso que han podido ser dadas al problema de la legitimación no lo son en principio y por eso no debemos de extrañarnos que al verlas hoy persistir bajo otras formas.

El juego del lenguaje desde sus principios, plantea un problema sobre su propia legitimidad dada su naturaleza científica, también debe formar parte de las cuestiones que se plantean en el dialogo. Retomando un poco a Platón nos encontramos con un ejemplo por demás conocido sobre un esfuerzo de legitimación proporcionada por las armas de la narración, estamos hablando en este caso de los libros VI y VII de la república, donde se cuenta como y porque los hombres quieren relatos y no reconocen el saber.

El saber científico no puede saber y hacer saber lo que es el verdadero saber sin recurrir al otro saber, el relato, que para él es el no saber, a falta del cual esta obligado a presuponer por sí mismo y cae así en lo que condena, la petición de principio y en el prejuicio.

Este modo tan peculiar de interrogar la legitimidad sociopolítica se combina con la nueva actitud científica, donde, el héroe es el pueblo, es decir, el signo de legitimación se da por el consenso, siendo este su modo normativo de liberación, en este momento, encontramos que la idea de progreso resulta indefectiblemente de esto, pues, no representa mas que el movimiento por el cual el saber se supone que se acumula, pero este movimiento se extiende al nuevo sujeto socio – político.

“el pueblo está en debate consigo mismo acerca de lo que es justo e injusto de la misma manera que la comunidad de ilustrados sobre lo que es verdadero o falso; acumula las leyes civiles como acumula las leyes científicas, perfecciona las reglas de su consenso por disposiciones constitucionales cuando las revisa a la luz de sus conocimientos produciendo nuevos paradigmas”[20].

Por lo tanto encontramos que la cuestión del Estado se encuentra estrechamente superpuesta con la del saber científico, pero esta no es tan simple, pues, el pueblo como nación e incluso como humanidad, no se contenta con conocer, el pueblo legisla, es decir, forma sus peticiones que tienen valor de normas, ejerce su competencia no solo en cuestiones de enunciados prescriptitos que tengan pretensión de justicia, tal es, la propiedad del saber narrativo de donde su concepto nace, el contener las riendas de una y otra competencia, sin hablar del resto.

Los relatos de la legitimación
Del saber

Los relatos de la legitimación del saber se encuentran en dos versiones una política y otra filosófica.

La versión política tiene por sujeto a la humanidad como héroe de la libertad. Todos los pueblos tienen derecho a la ciencia. Si el sujeto social ya no es sujeto del saber científico, se debe a que los sacerdotes y los tiranos lo impiden. El derecho a la ciencia debe ser reconquistado. Es comprensible que ese relato imponga más una política de la enseñanza primaria que de la Universidad y las Escuelas. Es de cuidar que el Estado, dentro de las perspectivas del relato de las libertades, no recibe su legitimidad de sí mismo, sino del pueblo.

El relato filosófico, tiene una relación entre la ciencia, la nación y el Estado dando lugar a una elaboración complementaria diferente, la ciencia obedece a sus propias reglas, la institución científica vive y se renueva sin cesar, esta en constante movimiento, sin ninguna limitación ni finalidad determinada, aquí se dan una serie de enunciados de los que no se espera que sean verdaderos, sino justos y que no dependen mas que el ultimo saber científico. No solamente mediante la adquisición de conocimientos por los individuos, sino en la formación de un sujeto plenamente legitimado del saber y de la sociedad.

El sujeto del saber no es el pueblo, es el espíritu especulativo, no se encara en un Estado, sino en un Sistema, el juego del lenguaje de legitimación no es político – estatal, sino filosófico. La especulación es el nombre que aquí lleva el discurso sobre la legitimación del saber científico. “La filosofía de restituir la unidad de los conocimientos dispersos en ciencias particulares en los laboratorios y en las enseñanzas pre – universitarias; solo puede hacer en un juego de lenguaje que los enlaza unos a otros como momentos en el que el devenir del espíritu”[21]

El Estado – nación en si mismo solo puede expresar validamente al pueblo por medio del saber especulativo, no se justifica la investigación y la difusión de conocimientos por un principio de uso. No se piensa en absoluto que la ciencia deba servir a los intereses del Estado o de la sociedad civil. Lo que sucede aquí es que se desatiende el principio humanista en el cual la humanidad se educa con dignidad y libertad por medio del saber, este saber encuentra en principio su legitimidad en si mismo y es este saber el que puede decir lo que es el Estado y lo que es la sociedad.

Los enunciados son tomados como autónomos de si mismos y se encuentran situados en un movimiento donde se supone que se engendran unos a otros, pues así son las reglas del lenguaje especulativo. “El saber no encuentra su validez en si mismo, en un sujeto que se desarrolla al actualizar sus posibilidades de conocimiento, sino en un sujeto practico que es la humanidad”[22]. La legitimación mediante un metadiscurso llamado ciencia, la cual tiene pretensión antológica, pero es interrogante y no totalizador.

La deslegitimación

En la sociedad y culturas contemporáneas, la cuestión de la legitimación del saber se encuentra planteada en otros términos. El relato ha perdido su credibilidad, sea cual sea el modo de unificación que se le haya asignado, sea relato especulativo o relato de emancipación. Dicha decadencia se ve en los relatos a través del auge de técnicas y tecnologías, este auge ha eliminado la alternativa comunista y ha revalorizado el disfrute individual de bienes y servicios.

“el impacto que la recuperación y la prosperidad capitalista, por una parte, el auge desconcertante de las técnicas, por otra, pueden tener sobre el estatuto del saber es ciertamente comprensible. Pero antes es preciso reparar en los gérmenes de la deslegitimación y del nihilismo”[23].

El dispositivo especulativo en principio encubre una equivocación con respecto al saber, pues, muestra que este solo merece su nombre en tanto se reitera en la cita que hace de sus propios enunciados en el seno de un discurso de segunda clase que los legitima.

Una ciencia que ha encontrado su legitimidad no es una ciencia autentica, desciende del rango mas bajo, el de la ideología o el de instrumento de poder, si el discurso que debía legitimarla aparece en si mismo como referido a un saber precientifico, al mismo titulo que un simple y llano relato.

De este modo nos encontramos ante la idea de una perspectiva que no esta lejos, al menos según esta consideración, como son los juegos del lenguaje. así las antiguas facultades estallan en instituciones y fundaciones de todo tipo, perdiendo de esta manera las universidades su función de legitimación especulativa. Despojadas de la responsabilidad de la investigación que el relato especulativo ahoga, se limitan a transmitir los saberes considerados establecidos y aseguran por medio de la didáctica más bien de la reproducción de los profesores que la de los savants se han convertido en científicos.

La nostalgia del relato perdido ha quedado olvidada desaparecida por si misma para la mayoría de la gente. De lo que no se sigue que estén entregados a la barbarie. Lo que se los impide es saber que la legitimación no puede venir de otra parte que de su practica lingüística y de su interacción comunicacional. Ante cualquier otra creencia, la ciencia les ha enseñado la ruda sobriedad del realismo.

La investigación y su legitimación
por la performatividad

Regresemos a la ciencia y examinemos la pragmática misma de la investigación y observaremos que se encuentra afectada en sus regulaciones esénciales por dos importantes modificaciones, una el enriquecimiento de las argumentaciones y la complicación de la administración de pruebas. La investigación científica toma lenguajes cuyas propiedades demostrativas parecen desafíos a la razón de los clásicos. Estos lenguajes y su uso frecuente no es indiscriminado, esta sometido a una condición que se pueda dar el nombre de pragmática, pues llega a formular sus propias reglas y pedir al destinatario que las acepte.

La argumentación exigible para la aceptación de un enunciado esta subordinada a una primera aceptación de las reglas que fijan los medios de la argumentación. De aquí surgen dos propiedades destacables de ese saber, por un lado, la flexibilidad de sus medios, es decir, la multiplicidad de sus lenguajes, su carácter de juego pragmático, la aceptabilidad de las jugadas que se hacen que depende de un contrato establecido entre los compañeros.

De aquí salen dos tipos de progreso en el saber, uno es el correspondiente a una nueva jugada en el marco de las reglas establecidas, otro a la investigación de nuevas reglas y, por tanto, a un cambio de juego. A esta nueva disposición corresponde, evidentemente, un desplazamiento de la idea de la razón.

La enseñanza y su legitimación
por la performatividad

En cuanto a la otra vertiente del saber, la de su transmisión, es decir, la enseñanza, parece adecuado describir la manera en que predominio del criterio de performatividad la afecta, la cuestión de su transmisión se subdivide pragmáticamente en una serie de de preguntas sobre a quien se dirige.

Cuando el criterio de pertinencia es la performatividad del sistema social admitido se adopta la perspectiva de la teoría de sistemas, se hace enseñanza superior, un subsistema del sistema social, y se aplica el mismo criterio de performatividad a la solución de cada uno de esos problemas.

El efecto deseado aquí, es la contribución optima de la enseñanza superior a la mejor performatividad del sistema social. Una enseñanza que deberá formar las competencias que le son indispensables a éste ultimo. Son de dos tipos. Unas están destinadas de modo mas concreto a afrontar una competición mundial. Varían según las especialidades respectivas que los Estados – naciones o las grandes instituciones de formación pueden vender en el mercado mundial.

“el principio de performatividad, incluso si no permite decidir claramente en todos los casos la política a seguir, tiene por consecuencia global la subordinación de las instituciones de enseñaza superior a los poderes.”[24]

En el contexto de la mercantilización nos encontramos hoy ante la pregunta de que: ¿se puede vender? Y en el contexto político la pregunta es: ¿es eficaz?, pues la disposición de una competencia preformativa parecería que debiera ser el resultado vendible en las condiciones anteriormente descritas, y es eficaz por definición. Lo que deja de serlo es la competencia según otros criterios, como verdadero/falso, justo/injusto y evidentemente la débil performatividad en general.

La ciencia postmoderna
como investigación de inestabilidades

Debemos tener claro que la expansión de la ciencia no se hace por medio del positivismo de la eficiencia, sino que es todo lo contrario, es decir, trabajar con la prueba es buscar e inventar el contra ejemplo, es decir, lo ininteligible, trabajar con la argumentación, es buscar la paradoja y legitimarla con nuevas reglas del juego de razonamiento, la eficiencia no se busca por si misma, es dada por añadidura cuando los socios capitalistas se ínter lazan al fin por el caso.

Lo que ya no tiene vigencia no es preguntarse lo que es verdadero o falso, es representarse a la ciencia como positivista, y condenada a este conocimiento sin legitimar, a este semi – saber que le atribuían los idealistas alemanes. Debe de quedarnos claro que el rasgo mas llamativo del saber científico postmoderno es la inmanencia en sí misma, pero explicita del discurso acerca de las reglas que le dan validez.

La legitimación por la paralogia.

El recurso a lo grandes relatos esta excluido, no se podría pues, recurrir ni a la dialéctica del espíritu ni tampoco a la emancipación de la humanidad para dar validez al discurso científico postmoderno, el pequeño relato se mantiene como la formadora por excelencia que toma la invención imaginativa, y, desde luego, la ciencia. Por otra parte, el principio del consenso como criterio de validación parece también insuficiente. O bien es el acuerdo de los hombres en tanto que inteligencias cognoscentes y voluntades libres obtenido por medio del dialogo. No vale entonces más que como medio para el verdadero fin, el que legitima el sistema, el poder.

La paralogia no es innovación esta es controlada y en todo caso utilizada, por el sistema con el fin de mejorar su eficiencia: aquella es una jugada, de una importancia a menudo no apreciada sobre el terreno, hecha en una pragmática de los saberes.

El consenso es un horizonte, nunca es adquirido, en si mismo no carece de reglas, pero su determinación siempre es local. El sistema no puede funcionar más que reproduciendo su complejidad, el sistema debe suscitar la adaptación de las aspiraciones individuales a sus propios fines, reproducir la complejidad viene exigido por la competencia del sistema en lo que se refiere al poder.

Conclusión

El objetivo del trabajo de Lyotard en La condición postmoderna tiene por objeto el saber en las sociedades más desarrolladas. Y tal condición designa las transformaciones culturales que han afectado las reglas del juego de la ciencia, la literatura, las artes con relación a la crisis de los relatos; entendidos estos últimos como discursos legitimadores de ciertas verdades parciales que han permitido un alto grado de certidumbre.

La hipótesis del texto es que el saber modifica su estatuto al mismo tiempo que cambian las sociedades y entran en lo que se conoce como la era postindustrial. Y el saber científico en este tipo de sociedad está validado por un discurso legitimado de sus propósitos, es decir, está legitimado por el lenguaje, por los discursos construidos a su alrededor, por las informaciones y los medios que informan, por las teorías de la comunicación y la informática, etc. El saber está afectado por dos funciones principales: la investigación y la transformación del conocimiento.

Uno de los problemas que aborda Lyotard es el problema de la legitimación del saber; ya que saber y poder son las dos caras de una misma moneda. ¿Quién decide lo que es saber, y quién sabe lo que conviene decidir? Esta cuestión del saber en la era de la informática es asunto de gobierno.

Pero el asunto de la legitimación del saber está en los relatos y en los metarelatos , por eso el trabajo de Lyotard describe el método de estos relatos encontrando las reglas narrativas del juego del lenguaje. Primero, las reglas no tienen legitimación en sí mismas, sino que se validan mediante el contrato entre los jugadores. Segundo: sin reglas no hay juego; si se modifican las reglas es otro juego el que se inaugura. Tercero: todo enunciado debe ser considerado como una jugada hecha en un juego mayor, es decir, hablar es combatir, ya que los actos del lenguaje se derivan de una agonística general.

La condición postmoderna asume al lazo social como un vínculo múltiple de pliegues cada vez más intrincados e inasibles: mudables. Y esta característica del lazo social obstaculiza la consolidación de los grandes relatos de la historia y de la ciencia.

Enseguida Lyotard distingue entre dos pragmáticas: la del saber narrativo y la del saber científico. Este último no es, ni por mucho, todo el saber. Así el saber narrativo alude a los relatos del conocimiento de la tradición y del saber popular. Mientras que el saber científico alude a un tipo de pragmática discursiva menos lírica y más referencial (destinador-referente-destinatario), buscando su legitimación en la correspondencia de su relato con la verdad de lo referido (el caso de Copérnico y su relato de la trayectoria circular de los planetas).


Finalmente, Lyotard aborda el asunto de la legitimación del saber posmoderno por la paralogía. Lo que significa que el saber en esta reciente condición del hombre es un conocimiento siempre parcial, inconmensurable por posible, donde los juegos del lenguaje serán entonces juegos de información completa en el momento considerado, pero siempre juegos parciales como para poder tomar posiciones de equilibrio mínimas. Así desaparecen los grandes relatos y metarrelatos narrativos o científicos, para dar paso a la multiplicación de las verdades parciales concretados en mínimos discursos validados sólo parcialmente y por un tiempo finito.

El nuevo estatuto del saber del que habla Lyotard, tiene que ver con la crisis que se manifiesta a partir de la relativización de los puntos de vista centrales, del derrumbamiento de las ideologías y en consecuencia de la Guerra Fría, del desmoronamiento del concepto unitario de la historia, y en resumidas cuentas, del escepticismo frente a los grandes relatos.

La relación entonces entre los grandes relatos y el relato narrativo es desigual y hace parte de la historia del imperialismo cultural desde los comienzos de occidente, la cultura postmoderna en las sociedades desarrolladas, invita, de esta manera, a la puesta en escena de pequeños relatos cuya legitimación no puede venir de otra parte que de su práctica lingüística y de su interacción comunicacional en la cual lo importante es la lucha y la diferencia, por contraposición al consenso.

La crisis de las ciencias y su decapitación filosófica es producto del desgaste interno de la legitimación del saber. La crisis de la metafísica está ligada al derrumbamiento de los grandes relatos. El efecto que produce dicho desgaste en los países industrializados de la postguerra, es la proliferación de tecnologías poniéndose

Entonces, como no hay ni un criterio de verdad absoluta, ni la recurrencia a los puntos de vista centrales, ni a los grandes relatos, la consecuencia, es la deslegitimación de todo conocimiento universal y supratemporal que pone en escena el triunfo definitivo de las cosmovisiones.

Desde la perspectiva postmoderna, la crisis de las ciencias y su decapitación filosófica es producto del desgaste interno de la legitimación del saber: La crisis de la metafísica esta ligada al derrumbamiento de los grandes relatos.

Bibliografía:

Jean – Francois Lyotard, La Condicion Postmoderna, Catedra, 1987

[1] Jean – Francois Lyotard, La Condicion Postmoderna, Catedra, 1987, pp 14.
[2] Ibidem, pp 15
[3] Op. Cit, La Condicion Postmoderna, pp 16
[4] Ibidem, pp 18.
[5] Op Cit, La Condicion Postmoderna, pp 21.
[6] Ibidem, pp 23.
[7] Op. Cit, La Condicion Postmoderna, pp 25
[8] Ibidem, pp 26
[9] Op Cit, La Condicion Postmoderna, pp 28
[10] Ibidem, pp 30
[11] Op Cit, La Condicion Postmoderna, pp 33
[12] Ibidem, pp 36
[13] Op Cit, La Condicion Postmoderna, pp 37
[14] Ibidem, pp 43
[15] Op Cit, La Condicion Postmoderna, pp 45
[16] Ibidem, pp 51
[17] Op Cit, La copndicion Postmoderna, pp 52
[18] Ibidem, pp 53
[19] Op Cit, La Condicion Postmoderna, pp 58
[20] Ibidem ,pp 60
[21] P Cit, La Condicion Postmoderna,pp 66
[22] Ibidem, pp 69
[23] Op Cit, La Condicion Postmoderna, pp 74
[24] Ibidem, pp 92.

miércoles, 17 de marzo de 2010

Dos textos; dos actividades.

Para que tengan en cuenta aspectos importantes del quehacer tecnológico y sus implicaciones en la sociedad, dejo a ustedes dos articulos de excelente calidad

Técnica y Cultura
http://www.oei.es/salactsi/teorema03.htm

La vida social de las máquinas
http://www.reis.cis.es/REISWeb/PDF/REIS_076_09.pdf

Realizar una reflexión de cada texto.

Ciencia, Tecnología y Sociedad: Una aproximación conceptual

LOS ESTUDIOS CTS

Tomado del texto: “Ciencia, Tecnología y Sociedad: Una aproximación conceptual” García Palacios, et al. Cuadernos de Iberoamérica. Organización de los Estados Iberoamericanos OEI.


La expresión "ciencia, tecnología y sociedad" (CTS) suele definir un ámbito de trabajo académico, cuyo objeto de estudio está constituido por los aspectos sociales de la ciencia y la tecnología, tanto en lo que concierne a los factores sociales que influyen sobre el cambio científico-tecnológico, como en lo que atañe a las consecuencias sociales y ambientales.

La concepción clásica de las relaciones entre la ciencia y la tecnología con la sociedad, es una concepción esencialista y triunfalista, que puede resumirse en una simple ecuación, el llamado “modelo lineal de desarrollo”: + ciencia=+ tecnología=+ riqueza=+ bienestar social.

Pese al optimismo proclamado por el prometedor modelo lineal, el mundo ha sido testigo de una sucesión de desastres relacionados con la ciencia y la tecnología, especialmente desde finales de la década de los 50. Vertidos de residuos contaminantes, accidentes nucleares en reactores civiles y transportes militares, envenenamientos farmacéuticos, derramamientos de petróleo, etc. Todo esto no hace sino confirmar la necesidad de revisar la política científico-tecnológica de laissez- faire y cheque-en-blanco, y, con ella, la concepción misma de la ciencia-tecnología y de su relación con la sociedad.

“Las protestas [en EE.UU. durante 1968] estaban dirigidas fundamentalmente contra la guerra, pero también de un modo más general contra el crudo materialismo que se decía que nos había conquistado. La tecnología se había convertido en una palabra con sentido maligno, identificada con el armamento, la codicia y la degradación medioambiental. Las dulces canciones de los 'hijos de las flores' se mezclaban con los airados cánticos de los militantes universitarios, creando una atmósfera en la que los ingenieros no podían evitar sentirse incómodos” (Florman 1976/1994).

La anterior reacción, que refleja el “síndrome de Frankenstein” en la esfera de las actitudes públicas, es algo que no se agota en el ámbito social y político. Originarios de finales de los años 60 y principios de los 70, los estudios CTS, o estudios sociales de la ciencia y la tecnología, reflejan en el ámbito académico y educativo esa nueva percepción de la ciencia y la tecnología y de sus relaciones con la sociedad.

Se propone en general entender la ciencia-tecnología, no como un proceso o actividad autónoma que sigue una lógica interna de desarrollo en su funcionamiento óptimo (resultante de la aplicación de un método cognitivo y un código de conducta), sino como un proceso o producto inherentemente social donde los elementos no epistémicos o técnicos (por ejemplo valores morales, convicciones religiosas, intereses profesionales, presiones económicas, etc.) desempeñan un papel decisivo en la génesis y consolidación de las ideas científicas y los artefactos tecnológicos.

Los estudios y programas CTS se han desarrollado desde sus inicios en tres grandes direcciones:
- En el campo de la investigación, los estudios CTS se han planteado como una alternativa a la reflexión académica tradicional sobre la ciencia y la tecnología, promoviendo una nueva visión no esencialista y socialmente contextualizada de la actividad científica.

- En el campo de la política pública, los estudios CTS han defendido la regulación social de la ciencia y la tecnología, promoviendo la creación de diversos mecanismos democráticos que faciliten la apertura de los procesos de toma de decisiones en cuestiones concernientes a políticas científico-tecnológicas.

- En el campo de la educación, esta nueva imagen de la ciencia y la tecnología en sociedad ha cristalizado la aparición de programas y materias CTS en enseñanza secundaria y universitaria en numerosos países.


DIFERENCIAS ENTRE LAS DOS TRADICIONES CTS.
TRADICIÓN EUROPEA TRADICIÓN AMERICANA
Institucionalización académica en Europa (en sus orígenes) Institucionalización administrativa y académica en Estados Unidos (en sus orígenes)
Énfasis en los factores sociales antecedentes Énfasis en las consecuencias sociales
Atención a la ciencia y, secundariamente, a la tecnología Atención a la tecnología y, secundariamente, a la ciencia
Carácter teórico y descriptivo Carácter práctico y valorativo
Marco explicativo: ciencias sociales (sociología, psicología, antropología, etc.) Marco evaluativo: ética, teoría de la educación, etc.

La tradición europea de los estudios CTS
La llamada tradición de origen europeo en los estudios CTS es una forma de entender la “contextualización social” del estudio de la ciencia: analizar el modo en que una diversidad de factores sociales influyen sobre el cambio científico-tecnológico (González García, M. I., J.A. López Cerezo y J.L. Luján 1996). Son varias las escuelas o programas que pueden ubicarse dentro de esta tradición, los más conocidos son: el Programa Fuerte; el Programa Empírico del Relativismo EPOR (Programa Empírico del Relativismo relativo al papel de la ciencia).

El SCOT o construcción social de la tecnología. SCOT es un programa de investigación inspirado claramente en una epistemología evolutiva. El SCOT elabora modelos multidireccionales en los que se trata de explicar por qué unas variantes sobreviven y otras perecen, valorando cuáles son los problemas que cada variante soluciona y tratando de determinar para qué grupos sociales se plantean esos problemas.

Cada artefacto plantea ciertos problemas a sus usuarios, y la solución a esos problemas crea un nuevo artefacto más adaptado a sus necesidades. Uno de los principales méritos del enfoque SCOT es su crítica al determinismo tecnológico implícito en la concepción tradicional del desarrollo tecnológico.

La regulación social de la ciencia.
Hay un buen número de poderosas razones para defender la participación del público en la gestión del cambio científico-tecnológico. Así, por ejemplo, C. Mitcham (1997) destaca la existencia de ocho argumentos:

- Un primer argumento proviene de realismo tecnosocial, que afirma que los expertos simplemente no pueden escapar de la influencia pública. Habrá una influencia bien de los gobiernos, bien de otros grupos de interés, pero la influencia es inevitable. Las decisiones tecnocientíficas nunca son neutrales.

- Un segundo argumento viene de la demanda del público, como muestran los síndromes not-in-my-back-yard (NIMBY: no-en-mi-patio-trasero) y build-absolutely-nothing-any-where (BANA: nada-en-ningún-lugar), de que sin la participación y aprobación del público nada se realizará.

- Un tercer argumento viene de la psicología. No es infrecuente que los expertos tiendan a promover sus intereses a expensas de los intereses del público en general.

- Un cuarto argumento viene de las consecuencias del cambio científico-tecnológico, defendiendo que aquellos que se ven directamente afectados por las decisiones técnicas podrían y deberían tener algo que decir sobre lo que les afecta.

- Un quinto argumento viene de la autonomía moral. Los seres humanos son agentes morales. Como argumentó más radicalmente Kant, las personas ven su autonomía moral seriamente disminuida cuando las decisiones que afectan sus vidas son realizadas por otros heterónomamente.

- El sexto argumento es el pragmático, bastante cercano al segundo argumento, según el cual la participación pública llevará a mejores resultados.

- Un séptimo argumento viene del clásico ideal ilustrado de la educación. Sólo la participación educará a los individuos y los hará más inteligentes acerca de su propio apoyo político y económico, como también sobre la complejidad de los riesgos-y-beneficios de la tecnología.

- Finalmente, un octavo argumento viene de las realidades de la cultura postmoderna. El rasgo predominante en la ética de la cultura postmoderna es la pérdida de todo consenso moral fuerte. Tolerancia, diversidad, relativismo, minimalismo ético, son las marcas de las tecno-culturas avanzadas. Lo mejor en tal situación es el consenso democrático participativo. De otro modo la tecnociencia creará sus propios incentivos y autoridad que romperá esta diversidad.

Esta serie de argumentos pueden reducirse a tres argumentos fundamentales expuestos por Daniel Fiorino (Fiorino 1990).

El argumento instrumental defiende que la participación es la mejor garantía para evitar la resistencia social y la desconfianza hacia las instituciones. La participación pública en la gestión de las decisiones sobre riesgo hace que éstas sean más legítimas y lleven a mejores resultados. Según el argumento normativo, la orientación tecnocrática es incompatible con los ideales democráticos. Los ciudadanos son los mejores jueces y defensores de sus propios intereses. El argumento normativo se basa en el presupuesto de que uno de los pilares de la democracia supone que ser ciudadano significa ser capaz de participar en las decisiones que le afectan a uno mismo o a su propia comunidad. Por último, según el argumento substantivo, los juicios de los no expertos son tan válidos como los de los expertos. Los no expertos, especialmente aquellos que poseen un conocimiento familiar del entorno, objeto de intervención, ven problemas, cuestiones y soluciones que los expertos olvidan.


La educación CTS

El objetivo de la educación en CTS es la alfabetización para propiciar la formación de amplios segmentos sociales de acuerdo con la nueva imagen de la ciencia y la tecnología
Los enfoques en CTS también aspiran a que la alfabetización contribuya a motivar a los estudiantes en la búsqueda de información relevante e importante sobre las ciencias y las tecnologías de la vida moderna.

“Las unidades curriculares STS [CTS] -bien sea integradas en programas ya establecidos en ciencia, tecnología e ingeniería, ciencias sociales, o en cursos de arte y lenguas; o bien estructuradas como cursos independientes- contemplan, generalmente, cinco fases:
1) Formación de actitudes de responsabilidad personal en relación con el ambiente natural y con la calidad de vida;
2) toma de conciencia e investigación de temas CTS específicos, enfocados tanto en el contenido científico y tecnológico, como en los efectos de las distintas opciones tecnológicas sobre el bienestar de los individuos y el bien común;
3) toma de decisiones con relación a estas opciones, tomando en consideración factores científicos, técnicos, éticos, económicos y políticos;
4) acción individual y social responsable, encaminada a llevar a la práctica el proceso de estudio y toma de decisiones, generalmente en colaboración con grupos comunitarios (por ejemplo, “talleres científicos”, grupos ecologistas, etc.);
5) generalización a consideraciones más amplias de teoría y principio, incluyendo la naturaleza “sistémica” de la tecnología y sus impactos sociales y ambientales, la formulación de políticas en las democracias tecnológicas modernas, y los principios éticos que puedan guiar el estilo de vida y las decisiones políticas sobre el desarrollo tecnológico. En otro lugar, he llamado a estas fases progresivas el “Ciclo de Responsabilidad” (Waks 1990).

En particular, en enseñanza secundaria, dos asociaciones de profesores han tenido una importancia destacada en el impulso de CTS en este nivel educativo: La Asociación Nacional de Profesores de Ciencias norteamericana (National Science Teachers Association) y la Asociación para la Enseñanza de la Ciencia británica (Association for Science Education). En el caso particular de España, ha sido decisiva la creación, en numerosas comunidades autónomas, de la materia “Ciencia, Tecnología y Sociedad” como asignatura optativa en la fase final de la enseñanza secundaria, así como eje transversal para las materias de ciencias, desde principios de los años 90.

Una de las experiencias más notables de educación en ciencias, a partir de CTS, en la secundaria, es la llevada a cabo en el Science Education Center de la Universidad de Iowa. Entre los resultados obtenidos se concluye, que la orientación CTS en la educación en ciencias mejora la creatividad, la comprensión de los conceptos científicos y contribuye a desarrollar en el estudiante una actitud positiva hacia la ciencia y el aprendizaje de la ciencia (Yager 1993; Penick 1992). Obviamente, este proceso requiere de contar con un programa de formación a los docentes, capaz de proporcionar las bases teóricas y la aplicación práctica del enfoque CTS.
Los diferentes programas de CTS existentes en educación secundaria pueden clasificarse en tres grupos (Waks 1990; Kortland 1992; Sanmartín, y Luján López 1992): introducción de CTS en los contenidos de las asignaturas de ciencias (injertos CTS); la ciencia vista a través de CTS; y, por último, CTS pura.

Los enfoques CTS más conocidos son:

- Injertos CTS: son añadidos de estudios o contenidos CTS en los cursos de ciencias.

- Ciencia a través de CTS: implica una elaboración mayor, ya que demanda estructurar los contenidos de las asignaturas de ciencias a partir de coordenadas CTS.

- CTS pura: significa enseñar CTS, conceptos o análisis de casos, utilizando la ciencia, por consiguiente ésta como tal juega un papel subordinado.

Las didácticas utilizadas, entre otras posibles:
- Articulación monográfica: se centra en debates a partir de la articulación de temas CTS a unidades del curriculum que involucren casos familiares para los estudiantes.
- Seminarios participativos: se organizan sobre trabajos en grupo, para aprender a debatir y formular opiniones argumentadas sobre temas o problemas de CTS.
- Ensayos críticos: son textos cortos que elaboran los estudiantes, estableciendo posturas documentadas y analíticas frente al tema de las relaciones entre la ciencia, la tecnología y la sociedad.
- Ciencia en vivo: involucra salidas a laboratorios, museos, etc, para relacionarse con la actividad científica

Injertos CTS: se trata de que en las asignaturas de ciencias de los currícula, se les haga un añadido temático tipo CTS, especialmente relacionado con aspectos que lleven a los estudiantes a ser más conscientes de las implicaciones de la ciencia y la tecnología. Ejemplos de esta línea de trabajo son el Proyecto SATIS y el Harvard Project Physics en Estados Unidos. El proyecto SATIS, consiste en unidades cortas CTS, elaboradas por docentes, que desde 1984 ha publicado más de 100 de estas unidades cuya utilidad principal es complementar los cursos de ciencias. Algunos títulos son: el uso de la radiactividad, los niños probeta, el reciclaje del aluminio, la lluvia ácida o el SIDA.

Ciencia y tecnología a través de CTS: se enseña mediante la estructuración de los contenidos de las asignaturas de tipo científico o tecnológico, a partir de CTS, o con orientación CTS. Esta estructuración se puede llevar a cabo bien por disciplinas aisladas, bien por medio de cursos pluridisciplinares, incluso por líneas de proyectos pedagógicos interdisciplinares. Un ejemplo del primer caso es el programa neerlandés conocido como PLON (Proyecto de Desarrollo Curricular en Física). Se trata de un conjunto de unidades, en donde en cada unidad se toma un problema básico relacionado con los papeles futuros del estudiante (como consumidor, como ciudadano, como profesional); a partir de ahí se selecciona y se estructura el conocimiento científico y tecnológico necesario para que el estudiante esté capacitado para entender un artefacto, tomar una decisión o entender un punto de vista sobre un problema social relacionado de algún modo con la ciencia y la tecnología.

Algunas de las virtudes de los cursos de ciencia a través de CTS son las siguientes (Waks 1990):

1. Los alumnos con problemas en las asignaturas de ciencias aprenden conceptos científicos y tecnológicos útiles a partir de este tipo de cursos.
2. El aprendizaje es más fácil debido a que el contenido está situado en el contexto de cuestiones familiares y está relacionado con experiencias extraescolares de los alumnos.
3. El trabajo académico está relacionado directamente con el futuro papel de los estudiantes como ciudadanos.

CTS pura: significa enseñar CTS en donde el contenido científico juega un papel subordinado. En unos casos el contenido científico se incluye para enriquecer la explicación de los contenidos CTS en sentido estricto, en otros las referencias a los temas científicos o tecnológicos se mencionan pero no se explican. El programa más representativo de CTS pura es SISCON in Schools. Se trata de una adaptación a la educación secundaria del programa universitario británico SISCON (Ciencia en Contexto Social). En la educación secundaria, SISCON es un proyecto que usa la historia de la ciencia y la sociología de la ciencia y la tecnología para mostrar cómo se han abordado en el pasado cuestiones sociales vinculadas a la ciencia y la tecnología, o como se ha llegado a cierta situación problemática en el presente.

CTS pura puede cumplir ciertas funciones. Si no se cuenta en el currículum con otros elementos CTS, esta versión puede ser útil para intentar remediar esta situación en la medida de lo posible. Pero sobre todo puede ser de gran ayuda en los cursos y asignaturas de humanidades y ciencias sociales que en general no suelen ocuparse de cuestiones sociales, políticas o morales relacionadas con la ciencia y la tecnología (González García, M., J.A. López Cerezo y J.L. Luján 1996).

La educación en CTS no solo comprende los aspectos organizativos y de contenido curricular, debe alcanzar también los aspectos propios de la didáctica. Para empezar, es importante entender que el objetivo general del docente es la promoción de una actitud creativa, crítica e ilustrada, en la perspectiva de construir colectivamente la clase y en general los espacios de aprendizaje. En dicha “construcción colectiva” se trata, más que de manejar información, de articular conocimientos, argumentos y contra-argumentos, sobre la base de problemas compartidos, en este caso relacionados con las implicaciones del desarrollo científico-tecnológico.

Bajo este concepto de construcción colectiva, la resolución de los problemas comprende el consenso y la negociación, así como tener en cuenta permanentemente el conflicto, en donde el docente juega un papel de apoyo para proporcionar materiales conceptuales y empíricos a los alumnos, para la construcción de puentes argumentativos. Esta actitud del docente no es, pues, la del tradicional depositario de la verdad, más bien intenta reflejar pedagógicamente los propios procesos científico-tecnológicos reales, con la presencia de valores e incertidumbre, aunque asumiendo siempre la responsabilidad de conducir el proceso enseñanza-aprendizaje desde su propia experiencia y conocimientos.

De acuerdo con Leonardo Waks, para introducir cambios estructurales en el sistema educativo, con el fin de realizar una educación tipo CTS, se requiere: “ a) un traslado de la autoridad desde el profesor y los materiales de texto hasta los estudiantes, individual y colectivamente; b) un cambio en la focalización de las actividades de aprendizaje desde el estudiante individual hasta el grupo de aprendizaje; c) un cambio en el papel de los profesores como dispensadores de información autorizada; desde una autoridad posicional a una autoridad experiencial en la situación de aprendizaje” (Waks 1993, pp. 16-17).

lunes, 15 de marzo de 2010

¿Qué es el hombre? 2da Parte

Durante el auge de la cristiandad la sociedad se encontraba centrada en la “Autoridad divina” la cual constituían los Reyes y los Papas, esta era una constitución iglesia -imperio, que le otorgaba al estado y a quien lo regia un poder omnímodo y absoluto sobre los individuos, relegados a la condición de fieles, súbditos, vasallos o siervos. La escolástica, por razones obvias, tratara de sustentar y defender estas doctrinas de subordinación y sometimiento incondicional del pueblo a cualquiera que gobierne “en nombre del mismo Dios”.

Durante el Renacimiento, se empiezan a suscitar con insistencia las cuestiones sociales en torno a la potestad y competencia del estado frente a los derechos individuales y colectivos del pueblo.
En esos años Maquiavelo, partidario del poder absolutista, concibe al estado centrado en un Príncipe, en donde la voluntad de los individuos esta controlada y supeditada por la del príncipe, el cual rige y gobierna con absoluta autoridad.
A lo anterior es necesario recapitular a Francisco de Vitoria quien dice que el fin de toda autoridad es gobernar, es decir, organizar y proyectar las cosas de acuerdo a su naturaleza y destino. Esto quiere decir que el hombre integrado en sociedad, adquiere y delega derechos y obligaciones, ya que al hacerse acreedor de los beneficios sociales, somete su propia libertad y sus derechos individuales a la soberanía de la autoridad social.
Resumiendo lo dicho en la primera parte y en aquí señalaremos que:
Para Aristóteles el fin de la comunidad ciudadana es el bien, según él, este bien consiste en el mismo objetivo de la felicidad: Vivir y obrar rectamente. Ese es el bien supremo, que redunda en felicidad como ultimo objetivo de del hombre es indistintamente el mismo tanto para el individuo como para la colectividad ciudadana.
El resultado de la tendencia social del hombre según Francisco de Vitoria, es el resultado de sus propias limitaciones y exigencias naturales a las que no puede responder el individuo aislado y solo. “Las sociedades se constituyen por el fin que se proponen a alcanzar, que es el bien común, y ese mismo fin es el que las conserva y lo que determina el orden y la jerarquía”.
Hobbes por su parte sostiene que no hay más que dos fuentes de poder: la naturaleza y el pacto. El poder que viene de la naturaleza se basa en la fuerza. El poder de Dios tiene su fundamento en la omnipotencia divina… Pero en el estado civil, el poder y el derecho soberano no vienen de Dios ni de la iglesia, ni de la naturaleza, sino del pacto social, es decir del hombre mismo.

¿Qué implica el pacto?

El pacto en primera instancia implica que los individuos dejan de ser entes aislados, para conformar un cuerpo, un organismo civil, una sociedad. Los individuos optan por dejar de lado sus singularidades, poniendo en primera instancia el bien común, abogando por sus derechos y otorgando el poder a un soberano, al cual le han cedido parte de sus derechos para así configurar entre todos un poder que recibe el nombre de Estado, en el cual hay un solo , indivisible e inviolable poder, ejercido por quien es la encarnación viviente del pueblo y del estado. “El soberano”.
Rousseau considera al estado en la calidad de organismo social como un producto del pacto entre los individuos. Entre el pacto y por el pacto. Para Rousseau: "Se unen las voluntades de todos los particulares en una sola voluntad general colectiva, cuyo objeto es, no el bien particular de cada uno, sino el bien y el interés común, que prevalecen siempre sobre el de los particulares"
De lo anterior podemos decir que la soberanía reside en el pueblo. Y los distintos gobernantes no son más que administradores y ejecutores de la soberanía popular. Por este motivo la doctrina de Rousseau, es la que más se ajusta a un ideal de justicia y armonía social, pues debemos considerar al estado como un ente social al servicio y a la voluntad del pueblo, de este modo, el estado, en representación del pueblo, tomaría decisiones no para el beneficio propio de los dirigentes, sino para el beneficio de la mayoría de la gente ósea el pueblo.
En teoría ese debe ser el papel del Estado, del pueblo y el soberano. Que lejos esta lo que se dice de lo que se hace.

¿O tú qué piensas?...

Revolución Tecnologica Hoy

La revolución tecnológica - Introducción

Si reflexionamos sobre el efecto devastador que tuvo en los años sesenta la “retransmisión en directo” delos horrores de la guerra de Vietnam, empezamos a saber de qué estamos hablando. El efecto de aquellas imágenes en la opinión pública consiguió acabar con la guerra. Los políticos y militares no han vuelto a permitir que vuelva a suceder algo similar; por eso, la “Tormenta del desierto” no tuvo la misma oportunidad.

Las consecuencias de exhibir imágenes políticamente incorrectas disuadió a las autoridades de veleidades informativas. El poder de las imágenes ha sido desde siempre ponderado cabalmente y se ha venido mencionando un supuesto enfrentamiento entre imagen y palabra. Pero si siempre se ha sugerido la preponderancia de la imagen frente a la palabra, ahora, además, se ve reforzada con dos cualidades: la inmediatez y la universalidad. La CNN emitirá el acontecimiento en directo, exactamente en el mismo instante en que éste se está produciendo, e, independientemente del lugar del mundo en que cualquiera se encuentre en ese mismo instante, podrá verlo.

Tiempo y espacio, ¿dónde han quedado?.

Lo anterior no es más que una muestra de lo que se describen como rasgos distintivos de la revolución tecnológica. Una enorme capacidad para procesar y transmitir información a una velocidad creciente, con un coste decreciente, y la posibilidad de distribuirla a través de redes que se extienden por todo el mundo. Las consecuencias de este fenómeno saltan a la vista, reflejándose en una uniformización de modos, hábitos y costumbres. Es el resultado de la distribución universal de imágenes, más o menos estandarizadas, y su impacto en civilizaciones y sociedades de costumbres muy diversas. Es evidente que los avances tecnológicos que se vienen produciendo en las últimas décadas están cambiando las formas de vivir y comunicarse, incluso nos están transformando a nosotros mismos.

La rapidez con que los cambios se producen llena de asombro, y origina fenómenos desconocidos como quela innovación vaya por delante de la producción y los stocks no puedan almacenarse por mucho tiempo, ya que su obsolescencia será inmediata. Ese es, precisamente, uno de los rasgos distintivos de la revolución tecnológica, la aplicación inmediata de las innovaciones. Los productos informáticos son probados por "betatesters" (testadores de versiones beta, o de prueba) y, poco después, pasamos los incautos usuarios a sufrir las consecuencias de la precipitación. Lo mismo puede decirse de todo tipo de artefactos y artilugios cuya vida útil se acorta sorprendente y progresivamente. Las definiciones de lo que es la tecnología coinciden en su mayoría: consiste en el uso del conocimiento científico para especificar modos de hacer cosas de una manera reproducible. También se muestra coincidencia respecto a la bondad o maldad de la tecnología, que no es ninguna de ambas cosas, ni tampoco neutral. La clave está, como en tantas otras cosas, en el modo en que se utilice.

Manuel Castells señala cinco rasgos como identificativos de la nueva situación informacional y tecnológica:

1) La información es la materia prima de la revolución,
2) La innovación penetra en casi toda la actividad humana,
3) El sistema está constituido por y en redes,
4) El sistema es sumamente flexible y,
5) Los avances tecnológicos convergen en sistemas cada vez más integrados.

Una de las razones que explican la expansión de las tecnologías de la información y de la comunicaciónes la conversión de los formatos y la creación del formato digital. Principios teóricos, fácilmente comprensibles, enuncian que lo más comprimido ocupa menos espacio y es más fácil de transportar, aunque a mayor compresión se pierda algo de fidelidad respecto al modelo.
Negroponte, se permite casi un alarde poético al definir un bit como "un estado de ser" o, también, de otra forma más práctica y como se conoce popularmente, al decir que "un bit es un 1 o un 0".

Algo tan simple y pequeño como un bit ha generado la revolución digital. Y es que su esencia se escapa a las habituales pautas de clasificación. Los bits vuelan y no tienen fronteras, son intangibles, no como los átomos. La esencia inmaterial de la información, su vaporosidad, la capacidad de almacenar cantidades ingentes utilizando tecnología digital, es decir bits, ha transformado el mundo.

Las consecuencias de tantrascendente acontecimiento son valoradas de formas diversas y contrapuestas, aquí tan sólo algunas de ellas.

1) Para algunos las consecuencias de vivir en un mundo intercomunicado, global, se están ya viviendo y se llaman movimientos masivos de población, deterioro irreversible del medio ambiente o amenaza del desempleo a gran escala.

2) Otra de las consecuencias de trascendencia capital y cuyas secuelas también se pueden comprobar fácilmente, es la pérdida de relevancia de los Estados en su concepción tradicional y su paulatina sustitución por organismos supranacionales. Nadie duda de la importancia de las decisiones que adoptan Bruselas, el G-7, la Trilateral, el FMI, el Banco Mundial, la OCDE, la OTAN, la ONU, etc.

No obstante, la clave del análisis que se precisa para entender el fenómeno no se encuentra tanto en la ponderación delas bondades de un mundo más racionalmente dirigido o simplemente más centralizado; la clave, radica en la profundización de las desigualdades.

Negroponte señala que "el 20% del mundo consume el 80% de sus recursos", o que "una cuarta parte de nosotros tiene un nivel de vida aceptable y las tres cuartas partes restantes no lo tiene". El último Informe sobre el Desarrollo Mundial, 2000/2001, difundido por una institución también poco ‘sospechosa’ de veleidades revolucionarias como es el Banco Mundial, es sencillamente desalentador ya que, lo peor de todo, resulta ser el ‘crecimiento inverso’ de zonas, regiones, países y continentes.

Asimismo, se puede acudir a los últimos trabajos del premio Nobel Amartya Sen, donde se muestran algunas claves para la transformación del desarrollo en libertad. A lo largo de la reciente historia se han fundido las previsiones con las predicciones. Y, así, se han polarizado dos visiones sobre el futuro: optimistas y pesimistas.

En el terreno de las predicciones, se alude con frecuencia a las teorías de Marshal McLuhan para recriminarle su errónea previsión. Porque el mundo no sólo no ha abandonado la letra seducido por la imagen, muy al contrario, para manejar un ordenador se necesita saber leer y escribir. Y tampoco nos encontramos en una aldea, ni digital, ni analógica; no estamos, en suma, en un mundo feliz. La nueva tecnología electrónica comporta riesgos como la soledad o el requisito de poseer la capacidad de discernir entre lo accesorio y lo sustancial, una nueva capacidad de abstracción.

Estas nuevas capacidades requeridas exigen, una vez más, repensar el modelo de educación: se precisan nuevas competencias que permitan gestionar la abstracción o diferenciar lo real de lo virtual, cualidades, en definitiva, que capaciten a las nuevas generaciones y no condenen a los individuos a ser "indigentes digitales" o "analfabetos tecnológicos".


La revolución tecnológica es diferente.

Las nuevas tecnologías de la información no son simples herramientas para ser aplicadas, sino que son procesos para ser desarrollados. Por primera vez en la historia, la mente humana es una fuerza productiva directa, no solo un elemento decisivo del sistema de producción. Este sistema tiene su propia lógica enclavada, caracterizada por la capacidad de trasladar todos los inputs en un sistema común de información, y de procesar esa información a una velocidad creciente, con poder creciente, a costo decreciente, en una red de recuperación y distribución potencialmente ubicua. Lo que caracteriza a la revolución tecnológica actual no es el carácter central del conocimiento y la información, sino la aplicación de ese conocimiento e información a aparatos de generación de conocimiento y procesamiento de la información/comunicación, en un círculo de retroalimentación acumulativo entre la innovación y sus usos.

Los empleos de las nuevas tecnologías de las telecomunicaciones en las dos últimas décadas han pasado por tres etapas diferenciadas: 1) automatización de las tareas; 2) experimentación de los usos y 3) reconfiguración de las aplicaciones. En las dos primeras etapas, la innovación tecnológica progresó mediante el aprendizaje por el uso. En la tercera etapa, los usuarios aprendieron tecnología creándola y acabaron reconfigurando las redes y encontrando nuevas aplicaciones. Los usuarios y los creadores pueden convertirse en los mismos. De este modo, los usuarios pueden tomar el control de la tecnología como en el caso de Internet.

Existe un rasgo adicional que caracteriza a la revolución de la tecnológica de la información comparada con sus predecesoras históricas. Las revoluciones tecnológicas se dieron sólo en unas cuantas sociedades y se difundieron en un área geográfica relativamente limitada, viviendo a menudo en un espacio y tiempo aislados con respecto a otras regiones del planeta. Así, mientras los europeos tomaron algunos de los descubrimientos ocurridos en China, durante muchos siglos, China y Japón sólo adoptaron la tecnología europea de forma muy limitada, restringiéndose fundamentalmente a las aplicaciones militares.

El contacto entre civilizaciones de diferentes niveles tecnológicos con frecuencia tomó la forma de la destrucción dela menos desarrollada o de aquellas que no habían aplicado su conocimiento sobre todo a la tecnología militar, como fue el caso de las civilizaciones americanas aniquiladas por los conquistadores españoles.

La revolución industrial se extendió a la mayor parte del globo desde sus tierras originales de Europa Occidental durante los dos siglos posteriores. Pero su expansión fue muy selectiva y su ritmo, muy lento para los parámetros actuales de difusión tecnológica.

En contraste, las nuevas tecnologías de información se han expandido por todo el mundo a la velocidad del relámpago en menos de dos décadas, entre mediados de los 70 y mediados de los 90, desplegando una lógica característica de esta revolución tecnológica que no es otra sino la aplicación inmediata para su propio desarrollo de las tecnologías que genera.

Tecnología

Qué es “realmente” la tecnología? ¿La habilidad para resolver cualquier problema? ¿La fuente de todos los males? ¿La manifestación física del genio de la humanidad? ¿El incremento que se puede obtener de una hora de trabajo o de una unidad de capital? ¿El control de la naturaleza por la humanidad? ¿El control de cierta gente sobre otra gente sirviéndose de la naturaleza como instrumento?

Sea cual sea la respuesta la tecnología es nuestra y la responsabilidad del uso de la misma es compromiso de todos, pues la tecnología unida a la ciencia, ha producido en los últimos decenios un cambio claramente perceptible en nuestra forma de vivir y de entender la realidad. El desarrollo inexorable de la ciencia nos ha permitido conocer más y más cosas sobre el mundo que nos rodea, sobre nosotros mismos y sobre las organizaciones sociales que hemos construido. Pero la tecnología nos permite, además, transformar el mundo, nuestras sociedades e incluso a nosotros mismos.

La Tecnología no es buena o mala. La primera Ley de Kranzberg dice lo siguiente: “La tecnología no es ni buena ni mala, ni tampoco neutral. Es en efecto una fuerza, probablemente más que nunca bajo el paradigma tecnológico actual, que penetra en el núcleo de la vida y de la mente. Pero su despliegue real en el ámbito de la acción social consciente y la compleja matriz de la interacción de las fuerzas tecnológicas desatadas por nuestra especie, y la misma especie, son una cuestión que ha de investigarse, más que una fatalidad por cumplirse.

La tecnología en sí misma no es ni buena ni mala, sino que es la manera en que se utiliza una tecnología lo que determina tanto la naturaleza como la amplitud de sus beneficios.

sábado, 6 de marzo de 2010

Aforismo

Si todo estuviera dado con la claridad del alba, los espíritus mediocres no comprenderían la oscuridad que habita en los trasmundos. Ni a la estrella ni al cosmos. Por eso en muchos casos conviene resguardar nuestra gloria, como los árboles esconden el esplendor de sus raíces.
Yelenia Cuervo

Ethos y periodismo

*Por Yelenia Cuervo Moreno

“Muy lejos de ser escritores, fundadores de un lugar propio, herederos de labriegos de antaño pero sobre el suelo del lenguaje, cavadores de pozos y constructores de casas, los lectores son viajeros: circulan sobre las tierras del prójimo, nómadas que cazan fortuitamente a través de los campos que no han escrito.”

Michael de Certeau. La invención de lo cotidiano.


En la actualidad resulta innegable que los medios de comunicación inciden sobre nuestros modos de estar en el mundo y por consiguiente, en nuestro pensamiento. En efecto, los mass media se han convertido en los portadores de la visión obligada sobre lo que acontece a nuestro alrededor. Así, nuestra experiencia directa del mundo circundante ha quedado subsumida por otra, es decir, por aquella que nos ofrece el universo mediático.
La tesis de Peter Berger y Thomas Luckmann sobre la construcción social de la realidad es ineludible frente a la influencia de los medios; el reflejo de determinadas ideologías, de formas de vida, moda y tipos de consumo adquiere presencia y relevancia en los receptores de la realidad mediática, por lo tanto, todos somos presas de las imágenes y aseveraciones que obtenemos a través de los medios. No se puede olvidar aquella sentencia de Jean Baudrillard sobre la manipulación de la información antes, durante y después de la Guerra del Golfo y cómo se inauguró por vez primera la guerra mediática. A la luz de este panorama, ¿cómo comprender el papel de la prensa en la construcción de social de la realidad? ¿Cómo comprender la información que nos ofrece la prensa en tanto saber social para la religación comunicativa en espacios públicos?
En una sociedad como la que acontece en nuestros tiempos, me refiero a una sociedad en donde lo que impera es la información y el manejo de la misma, el incremento de la oferta informativa se multiplica velozmente, no obstante, pese a que podemos encontrar una variedad de información y de medios para acudir a la misma, pareciera, hoy por hoy, que todos los medios nos otorgan lo mismo y únicamente cambiara el canal de transmisión.
Las noticias que ofrece la televisión no distan de lo que podemos leer en la prensa, y más aún, las noticias han dejado atrás la pretendida noción de actualidad al repetirse constantemente hasta por una semana. Nuestra sociedad se ha convertido en una sociedad que gusta de la patofagia como ha señalado acertadamente Katya Mandoki, pues somos consumidores de la nota roja, de la amarilla y de toda una empresa que comercializa con la imagen del cuerpo y las fantasías del lector.
Ahora bien, frente a los diversos medios de comunicación, la prensa se había caracterizado, al menos hasta hace unas décadas, como uno de los medios con mayor confiabilidad en cuanto al manejo de la información en relación a la comprensibilidad y veracidad, características inexorables de la información. Sin embargo, en nuestros días podemos observar que el valor de la información es relativo al medio de publicación y al tratamiento profesional del producto informativo, es por tal que la responsabilidad individual y social del periodista resultan capitales para el tratamiento de lo que se informa.
Responsabilidad semántica que deberá atender a proporcionar un periodismo de investigación y no una serie de juicios de valor del periodista, por lo tanto, más que otorgarnos “veredictos de valor” como afirma Silva Herzog en Metafísica del periodismo, la prensa debe de ser capaz de transmitir la información con autenticidad y objetividad para la comprensión de nuestro mundo social. Necesidad que implica la legitimación de una ética ligada al profesionalismo.
Recordemos que la conceptualización de la ética se encuentra vinculada al Ethos como la morada del hombre, como el hábitat de su ser. Así la ética implica las condiciones de posibilidad de todo ser humano para su realización social. De tal forma que entendida así la ética es menester para el oficio del periodista, porque la información que se transmite construye nuestra percepción de la realidad, y a su vez, ésta influye sobre nuestra toma de decisiones, actitudes y la manera en que valoramos lo que acontece, en suma, incide sobre nuestro Ethos que se interioriza formando nuestro ser.
La prensa debe de ser capaz de abrir un espacio público para comprender y juzgar la realidad, en donde el hombre pueda comunicarse teniendo la absoluta libertad para ello. Lo anterior implica reconocer, de antemano, la existencia de un pluralismo de valores en los sujetos sociales, apostando por una axiología abierta e inclusiva, es decir, todos los medios de comunicación deberían de fungir como los canales por los que la comunicación se instauraría como una función social transpersonal, para generar espacios públicos de entendimiento de lo real. Nada nos recuerda más a la teoría de acción comunicativa de Habermas, en donde es explícita una especie de añoranza por el espacio público no manipulado; lugar en el cual todo puede ser argumentado y todos puedan argumentar.
Sin embargo, durante la segunda mitad del siglo XX, hemos sido testigos de los medios de comunicación como imperio de la industria del espectáculo. A nivel televisivo las noticias son narradas con toda una serie de estrategias en el uso de elementos paralingüísticos y una estructura tal, que se asemejan mayormente a una narrativa literaria; las noticias se han convertido en ficciones de catástrofes que estamos ansiosos por consumir, como si se tratara del último best seller que hay que devorar para estar actualizado.
Nos encontramos, entonces, frente a una Ley Federal de Radio y Televisión cuyo artículo 5 nos resulta risorio: “la radio y la televisión tienen la función social de contribuir al fortalecimiento de la integración nacional y el mejoramiento de las formas de convivencia humana.”
Las pretensiones de eticidad de los medios de comunicación parecen quedar sólo en una especie de estatuto sin legitimidad y la prensa no parece ser la excepción. Entrecruzada por los juegos de poder de lo que está permitido decir y lo que debe de ser censurado; censura que obedece al poder del gobierno y a la autocensura del mismo medio, es decir, del director del periódico, del control económico de los anunciantes del periódico, del temor del autor a las represalias del gobierno; aunada a un periodismo poco profesional centrado en la opinión y no en la investigación y finalmente guiado por la empresa del espectáculo, nuestra prensa actual ha trascendido aquella época de gloria del Excélsior donde alguien como Vicente Leñero pudo haber expresado orgullosamente en su libro Los periodistas: “la libertad de prensa no es una actitud tolerante del Estado que permite la publicación de más o menos cosas. No es una concesión graciosa del gobernante en turno. Es algo mucho más profundo. Es una auténtica relación entre la teoría y la praxis.”[1]
El oficio del periodista ha decrecido junto con el papel de la prensa en México, carente de un Ethos y un verdadero profesionalismo se ha convertido en archivo muerto; las personas prefieren encender el televisor y disfrutar de las novedades dramáticas del día, es decir, del noticiero nocturno para descansar y sentirse informados; apagar de nuevo el televisor y comenzar de nuevo por la mañana.


Bibliografía
· Leñero Vicente. Los periodistas. Ed. Planeta. México. 2006.
· Serrano Oceja José Francisco (coord.) Ética de la comunicación y de la información. Ariel Comunicación. España. 2002.
· White Robert. Comunicar comunidad. Aportes para una ética de la comunicación pública. La Crujía Ediciones. Buenos Aires. 2007.
Cibergrafía
· Silva-Herzog Márquez. “Metafísica del periodismo” en Letras libres. Diciembre 2002. p. 74 en versión electrónica http://www.letraslibres.com/ (2010).
· Conferencia magistral con Roger Chartier: “Las revoluciones de la lectura siglos XV- XX”, en Revista de humanidades: Tecnológico de Monterrey. Número 007. Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM). Monterrey, México. p. 91-110. en http://redalyc.uaemex.mx/redalyc/pdf/384/38400705.pdf (2010)
[1] Vicente Leñero. Los periodistas. p. 27